El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha cerrado la puerta a uno de los anhelos del régimen norcoreano que se ha alargado décadas: la reunificación de las dos Coreas. Kim ha pedido modificar la constitución e inscribir Corea del Sur como a principal enemigo nacional, así como la necesidad de invadirla y anexionarla en caso de guerra. Según indica EFE, los expertos en el hermético régimen de Pyongyang apuntan que esta nueva decisión del líder norcoreano constata el giro estratégico y diplomático cada vez más profundo y peligroso del país.
A la sesión parlamentaria que ha tenido lugar en la capital norcoreana, donde ha participado Kim, este ha insistido en que la constitución de Corea del Norte tiene que reflejar que el vecino es el "Estado más hostil" y que con él que ya no cabe "reconciliación ni reunificación". "A mi entender, podemos especificar a nuestra Constitución la cuestión de ocupar, subyugar y recobrar completamente la República de Corea (nombre oficial del Sur) y anexarla como parte del territorio de nuestra República en caso de que estalle una guerra", ha sentenciado el líder supremo norcoreano, quien ha añadido: "Hoy la Asamblea Popular Suprema pone fin a casi 80 años de relaciones Norte-Sud y legisla nuestra nueva política para el Sur".
La política más beligerante en décadas
KIim Jong-un ha insistido en la relación entre Corea del Sur y Washington, sosteniendo que la alianza entre los dos países solo busca acabar con su país. En medio de este discurso alarmista y beligerante, el líder norcoreano ha sentenciado: "No queremos la guerra, pero no tenemos intención de evitarla". La situaicón preocupa fuera de sus fronteras. En un artículo publicado en la web 38 North el jueves pasado por dos eminencias norteamericanas en la región, Robert Carlin, partícipe en incontables negociaciones con Pyongyang, y Siegfried Hecker, testigo excepcional de los avances del programa nuclear norcoreano, un estallido violento es más posible que en décadas.
"La Península de Corea vive su situación más peligrosa desde principios de junio de 1950 (cuándo empezó la Guerra de Corea). Quizás suena demasiado dramático, pero creemos que, igual que su abuelo en 1950, Kim Jong-un ha tomado la decisión estratégica de ir a la guerra", con esta advertencia empiezan su artículo. Los dos argumentan que Kim ha abandonado la máxima que ha guiado la estrategia exterior norcoreana las últimas tres décadas —normalizar lazos con los EE.UU.— al considerar que toda opción está agotada y que, por eso, el lenguaje belicista y hostil que Pyongyang ha intensificado desde el 2023 no es "fanfarronería".