Francia es uno de los países europeos donde el movimiento antivacunas se ha hecho un lugar más importante en la sociedad. El gobierno francés ha probado todo tipo de incentivos que han acabado fracasando. Ante la gran ola de escépticos de las vacunas y el peligro que suponen para el resto de la población, el ejecutivo del presidente Emmanuel Macron ha optado por medidas más restrictivas.
La beligerancia del presidente de la república contra los antivacunas ha ido escalando en forma, pero sobre todo en tono. Macron está harto y así lo expresó en una entrevista en Le Parisien, donde soltó unas declaraciones que han sacudido Francia. "Queda una pequeña minoría refractaria. ¿Cómo se reduce? Se reduce, perdón por decirlo así, fastidiándoles todavía más. Yo no estoy para fastidiar a los franceses. Tiro pestes todo el día contra la Administración cuando los bloquea. Pues bien, a los no vacunados tengo muchas ganas de fastidiarlos. Y lo seguiremos haciendo hasta el final", declaró.
Toda la entrevista tenía un tono distendido e informal, pero este fragmento ha desatado la rabia de sus adversarios políticos, que lo consideran indigno para su cargo. Sus declaraciones han sido el detonante perfecto para hacer estallar el debate que se estaba teniendo a la Asamblea Nacional (AN), donde se discutía el proyecto de ley del gobierno de Macron que busca sustituir el pasaporte sanitario por un pasaporte de vacunación que limite la vida social de los no vacunados.
El texto tendría que ser aprobado sin problema por los diputados macronistas, mayoría en la cámara, conservadores y otros grupos de la izquierda, pero la tensión de los últimos días y las declaraciones del presidente han hecho que acabara por suspenderse.
Macron no está solo
Si bien la oposición francesa ha encontrado en estas declaraciones un arma arrojadiza perfecta a pocos meses de las elecciones, también ha hecho que mucha gente harta de los antivacunas se posicionara al lado del presidente. Según Efe, la mayoría de los representantes de la Asamblea Nacional están a favor de Macron. Christophe Castaner, presidente del grupo en el AN, que aseguró que los franceses necesitan "esta claridad". "Utiliza una palabra que muchos franceses piensan", dijo.
También se quiso mostrar comprensivo su ex primer ministro, Édouard Philippe, una de las caras más populares de la política del país tanto en el centro como a la derecha. "El presidente se explica a veces de manera familiar. Creo que todo el mundo ha comprendido lo que quería decir. Ya dirá él si se arrepiente", dijo Philippe, que apoya sin ambages la vacunación obligatoria.