La celebración de una boda en Afganistán se convirtió anoche en tragedia cuando un suicida detonó los explosivos que cargaba y mató al menos 63 personas e hirió a otras 182, un ataque reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (Daesh) que suscita dudas sobre la paz en el país tras un posible acuerdo entre los talibanes y Estados Unidos. Según afirmó a Efe el portavoz de la Policía capitalina, Ferdawas Faramarz, entre los congregados se incluía un buen número de mujeres y niños.

"La ceremonia estaba a punto de comenzar" cuando tuvo lugar el atentado, lamentó el novio en declaraciones a la cadena de televisión afgana Tolo.

"Todos los que murieron o resultaron heridos eran mis familiares por ambas partes", explicó el desolado joven, antes de añadir que "nadie pensaba que mi boda sería destruida". "Anoche gané dolor en vez de la felicidad", concluyó.

Durante la jornada de hoy tuvieron lugar varios funerales multitudinarios en Kabul, donde fueron enterradas las víctimas entre los sollozos de los afectados familiares, mientras que la sala de bodas, en un barrio de la minoría chií hazara, amaneció con los techos y paredes destrozados por la violencia de la explosión.

Confirman la autoría a través de Telegram

Daesh reivindicó este domingo la autoría del ataque en un comunicado difundido en la red social Telegram y cuya veracidad no ha podido ser comprobada independientemente.

La formación terrorista explicó que primero se inmoló un atacante suicida, identificado como Abu Asem al Pakistani, y posteriormente explotó un coche bomba.

"Cuando las fuerzas de seguridad llegaron al lugar los muyahidines hicieron detonar un coche bomba aparcado, lo que causó 400 muertos y heridos entre los renegados y los miembros apóstatas de las tropas afganas", según afirmó el grupo.

kabul efe

Detalló que el objetivo de la acción fue "una gran concentración de los renegados politeístas", en aparente referencia a la minoría chií del país, a menudo objeto de ataques sectarios de los yihadistas, especialmente la comunidad hazara, fiel a esa rama del islam. Poco después del atentado, los talibanes recurrieron a las redes sociales para desvincularse del ataque.

"El Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) condena firmemente la explosión dirigida contra civiles en un hotel de la ciudad de Kabul. Este tipo de actos deliberadamente barbáricos contra civiles, incluyendo mujeres y niños, están prohibidos y son injustificables", dijo el portavoz de la formación insurgente, Zabihullah Mujahid.

La acción ha suscitado una oleada de indignación entre la población afgana, así como las condenas de políticos del país.

El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, calificó el "trágico" atentado de "crimen contra la humanidad".