Los servicios inteligencia de los Estados Unidos han descubierto a una presunta espía rusa que trabajaba en la embajada de los EE.UU. en Moscú. Según ha informado este viernes el The Guardian, la mujer había estado trabajando durante más de diez años en la embajada norteamericana de la capital rusa.
La mujer, de nacionalidad rusa, había sido contratada por los servicios secretos de los EE.UU. y tenía acceso a la intranet y a los sistemas de correo electrónico. Por este motivo, tenía información de material confidencial incluyendo las agendas del presidente y vicepresidente los Estados Unidos. Fue el 2016, cuando investigadores del servicio de contrainteligencia norteamericano anunciaron sospechas sobre la trabajadora.
Los servicios secretos
Pero no fue hasta el 2017 cuando estas sospechas se dieron a conocer y el departamento de los EE.UU. tomó medidas sobre su continuidad laboral. Según el diario, la espía rusa dejó de trabajar en la embajada el verano del año pasado.
Las fuentes citadas indican que la presunta espía fue despedida en un despido múltiple de los servicios diplomáticos norteamericanos para disimular la información sobre ella.