El pasado martes saltó la alarma, Suecia y Dinamarca registraron fugas en el gasoducto Nord Stream, por el cual Rusia provee de gas a diferentes países europeos. Desde entonces, la preocupación y las sospechas por si se trata de un sabotaje se han extendido por toda Europa. Si bien hay que saber que ha provocado esta peligrosa fuga que amenaza con dejar Europa sin suministro de gas ruso, también hay que saber como acabar con esta. La tarea de reparar la fuga del gasoducto es extremadamente complicada, costosa y lenta. Las condiciones climatológicas, su situación sumergida en el mar y la magnitud de los daños hacen que la reparación tenga muy mal pronóstico. Para empezar, no todo el mundo puede aceptar esta hazaña, ya que, como informa NIUS, solo hay 30 personas en el mundo con la formación necesaria para reparar estas cañerías.
Los submarinistas de élite son una pieza clave en la operación de reparación del gasoducto Nord Stream. Solo 30 submarinistas tienen la formación necesaria para poder trabajar a 100 metros de profundidad y los conocimientos para soldar las cañerías estropeadas. Con tener las habilidades no hay suficiente, ya que no se puede acercar a los submarinistas de élite al escape y no dejarlos a su suerte esta misma tarde. Hace falta que los expertos se aclimaten en las aguas en las cuales trabajarán, un proceso que se alargaría unas tres semanas.
El tiempo juega en la contra de la reparación del escape del gasoducto. No solo porque hace falta que los submarinistas se aclimaten en las aguas en las cuales tendrán que trabajar, sino que el trabajo que tienen que hacer los llevaría muchas más horas por culpa de estas condiciones. Se estima que los expertos tendrían que eructar en grupos que trabajarían 8 horas para soldar los escapes. El trabajo se podría alargar 30 horas, hecho que si se hiciera en el suelo sería menos de la mitad. Se trata solo de estimaciones, ya que todavía no se ha podido determinar en detalle la magnitud de los desperfectos. Hasta el momento, sí que se ha concretado que hay cuatro fugas en un perímetro de 130 kilómetros cuadrados.
Parte de la reparación implicaría tener que soldar bajo el agua. Una operación que ya se tuvo que llevar a cabo cuando se instaló inicialmente el gasoducto. En aquella ocasión ya fue una tarea titánica. A la hora de soldar bajo el agua se tiene que tener en cuenta no solo la presión del gas que recorrerá la cañería, sino la presión del agua marina. Se trata de un proceso que tendría que estar controlado remotamente por un barco. Es justamente el hecho de soldar bajo el agua que alcanzaría más horas del habitual la tarea de reparación. Sin acabar de saber actualmente el alcance de la operación de reparación, se prevé que sea muy costosa.
Una crisis internacional
Desde la denuncia inicial de Suecia y Dinamarca, las sospechas que último hubiera un sabotaje ruso han llenado la actualidad. Después de unas horas de silencio, el Kremlin afirmó que los escapes eran "acciones intencionadas con la intención de estropear los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2", algo que ha provocado grandes perjuicios económicos en Rusia. Desde Moscú condenan los hechos y los tildan de acto de terrorismo internacional. Sin embargo, algunos actores de la comunidad internacional como la Unión Europea han expresado de forma más o menos velada sus sospechas que Rusia pueda estar relacionada con este acto de sabotaje.