Hacer la guerra al este de Europa durante el invierno es, para muchos, un grave error que se ha corroborado varias veces en la historia. A pesar de las recientes retiradas de las tropas en algunas zonas como el Jersón, la época más gélida en Ucrania se acerca sin que Rusia tenga prospectos de abandonar la operación militar a Ucrania. Dada lo extrema delicadeza de la situación, y tal como ha alertado este lunes al servicio de inteligencia militar del Reino Unido en su informe diario, el invierno podría dificultar todavía más las cosas tanto para los invasores como para la resistencia. Entre otros, destacan las pocas horas de luz, las temperaturas bajo cero y los impedimentos por avanzar en el terreno derivado de estas condiciones adversas.
Una guerra estática y con poco contacto
El eterno problema de hacer la guerra en invierno ucraniano, tal como pudieron comprobar Adolf Hitler y Napoleón Bonaparte, es la dificultad para sobrevivir en un terreno tan hostil. A medida que pasan las semanas, el suelo se vuelve en una masa de barro viscoso, la raspútitsa, sobre la cual es muy difícil avanzar. Bien introducidos en el invierno, sin embargo, el suelo se hiela y hace más ligera la movilidad, si bien las temperaturas bajas también traen todo tipo de dificultades. En términos generales, desde Londres esperan que el conflicto se ralentice. Las pocas horas de luz en el día, unas 9 por término medio, comportarán "menos ofensivas y frentes más defensivos". Es por eso y por el alto nivel de preparación y de cálculos que se necesitan, que creen que "cualquier decisión que tome el Estado Mayor ruso se basará en parte en los prospectos para el invierno". La alta complejidad de la situación puede poner todavía más presión sobre la frágil logística del ejército ruso. Y es que "es muy probable que las fuerzas que no tienen ropa y alojamiento de invierno sufrirán lesiones", pronostican. De la misma manera, recuerdan que la esperanza de vida de los soldados heridos cae en picado en estas condiciones: "La hora dorada en la cual salvar a un soldado herido crítico se reduce aproximadamente a la mitad, haciendo que el riesgo de contacto con el enemigo sea mucho mayor".
La moral de los soldados rusos caerá
Aparte de las dificultades físicas, no se puede sobreestimar los efectos que estas condiciones externas tendrán en el espíritu de combate y el estado psíquico de las tropas rusas, que ya creen que son muy bajas. El "aumento de las precipitaciones, la velocidad del viento y las nevadas," aseguran desde el ministerio de Defensa británico, "ofrecerá retos adicionales a la ya baja moral de las fuerzas rusas". De la misma manera, la meteorología también empeorará el estado de las armas, que tendrán que ser reparadas más a menudo y a fondo, indican.