Grecia ha vivido este martes por la noche uno de los accidentes ferroviarios más graves que se recuerdan en el país helénico. Un choque frontal entre un tren de pasajeros y una de mercancías que circulaban por la misma vía ha dejado 36 víctimas mortales y más de ochenta de heridos. Vagones calcinados, cristales rotos y un panorama devastador. El ministro de Transportes del país, Kostas Karamanlis, ha dimitido después del accidente, que ha hecho salir a la luz las múltiples carencias del sistema ferroviario nacional. "Es una muestra básica de respeto por la memoria de las personas que han muerto de manera tan injusta", ha afirmado en una carta de renuncia que se ha hecho pública este miércoles en la primera víctima política del accidente.
El choque se produjo este martes hacia la medianoche. El tren de pasajeros, que se dirigía a Tesalónica (la segunda ciudad de Grecia), chocó de frente con un tren de mercancías que circulaba en dirección contraria. Los dos iban por la misma vía, según ha confirmado el gobernador de la región de Thessalia, Kostas Agorastos. "Los vagones 1 y 2 ya no existen", ha declarado Agorastos, haciendo referencia a los dos vagones más afectados por el siniestro, que han quedado totalmente destruidos. A estas alturas se desconocen las causas del accidente, y hará falta una investigación por parte de las autoridades correspondientes para determinarlas, pero el alcance de la tragedia no tiene precedentes en Grecia.
La temperatura dentro del tren de pasajeros habría llegado los 1.300 grados, según ha confirmado el cuerpo de bomberos. En torno a 150 bomberos y 40 ambulancias se han trasladado hasta el lugar. También lo hicieron grúas y mecánicos para levantar los vagones volcados y limpiar los escombros. Cerca de 200 pasajeros (de un total aproximado de 346) han sido evacuados en autobuses a Tesalónica. Se teme que la cifra de muertos suba en las próximas horas. "Es una tragedia indescriptible" ha dicho el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis desde el lugar del accidente. "Puedo garantizar que averiguaremos las causas de la tragedia y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para una cosa así no vuelva a ocurrir", ha afirmado. La presidenta del país, Katerina Sakelaropulu, también visitará la zona en las próximas horas.
Doce horas después del accidente, los periodistas que se han desplazado hasta el lugar describían un paisaje de destrucción. Masas de hierro calcinado y fuera. Maletas abiertas, trozos de tela de los asientos. Los vagones delanteros del tren de pasajeros han quedado reducidos a una montaña de metal y restos, y los socorristas han perdido la esperanza de encontrar supervivientes en estos vagones.
"No funciona nada" a la línea de tren Atenas-Tesalónica, según los sindicatos
Aunque todavía se desconocen las causas del fatal accidente, las primeras hipótesis apuntan a un error humano. De momento, la jefe de la estación de la ciudad de Larissa ha sido detenida, aunque asegura que es inocente. Desde los sindicatos apuntan al hecho de que la línea ferroviaria que une Atenas y Tesalónica está en muy malas condiciones. "No funciona nada en esta línea, todo es manual en la red Atenas-Tesalónica. Ni los semáforos ni el control electrónico del tráfico funcionan", denunciaba en la televisión pública YERTO al presidente de la asociación de maquinistas, Kostas Genidunias.
El diario griego Tu Nea ha publicado varios documentos que ponen de manifiesto las carencias del vetusto sistema ferroviario nacional. Retrasos en las líneas, interrupciones continuas, falta de mantenimiento... Hace 10 meses, un alto cargo de ERGOSE, la compañía nacional, presentó su dimisión para estar en desacuerdo con la gestión de los contratos de señalización en algunos tramos y no haberse reforzado la seguridad en algunos puntos críticos de la vía. Además, otros medios locales apuntan que el sistema de trenes estaba siendo operado de manera manual y no electrónicamente.