La primera ministra sueca, la socialdemócrata Magdalena Andersson, ha anunciado este miércoles que mañana presentará la dimisión, después de confirmarse la derrota ante la oposición en las elecciones legislativas que se celebraron el domingo. Una vez escrutados el 99,7% de los distritos electorales, la oposición ganó las elecciones por tres escaños, 176-173, según el recuento de hoy de la Autoridad Electoral, que incluye el voto exterior y los votos anticipados enviados dentro de plazo, pero que no habían llegado a tiempo. Los socialdemócratas consiguieron el 30,4%, dos puntos más que el 2018, pero no ha sido suficiente.
Los medios suecos rumorean con la posibilidad de que conservadores y democristianos formen un ejecutivo de minoría, encabezado por el conservador Ulf Kristersson y con el apoyo desde fuera de las otras fuerzas del bloque.
En segunda posición quedó el ultraderechista Demócratas de Suecia (SD), con el 20,6%, tres puntos más que los que tenía. Quedaron delante de los conservadores del líder opositor, Ulf Kristersson, que bajaron siete décimas, hasta el 19,1%, informa Efe. El SD ha reclamado un papel "central" y ambiciona "formar parte del gobierno", según ha dicho su líder, Jimmie Åkesson.
"Se han contabilizado casi todos los votos, pero el resultado electoral preliminar es bastante claro", ha indicado en rueda de prensa la primera ministra Andersson. Y ha vaticinado que será una legislatura "dura" y "complicada" por la escasa diferencia entre bloques, mientras se mostraba preocupada por el ascenso de la SD. "Eso intranquiliza a muchos suecos. Veo esta intranquilidad y la comparto", ha afirmado la primera ministra, que ha instado a combatir el odio y la intolerancia y ha llamado a las otras tres fuerzas de la derecha a poner "límites" a la SD.
La líder socialdemócrata ha remarcado que su partido obtuvo un resultado electoral "sólido" y que es "con claridad" el mayor de Suecia. Pero el resultado final coloca el bloque opositor con el 49,6% de los votos ante el 49% del centroizquierda y la diferencia entre los bloques ha pasado así de uno a tres escaños, con respecto al resultado difundido el lunes, cuando faltaban para contabilizar los denominados "votos del miércoles". Un poco más de 44.500 votos separaban el lunes los dos bloques, que habían mantenido estos días la prudencia a la espera de un resultado definitivo, aunque los cuatro partidos del bloque de derechas han mantenido reuniones y los medios suecos ya especulan con el posible reparto de carteras. Los "votos del miércoles" han tenido históricamente poca influencia en el resultado final, con la excepción de 1979, cuando decantaron la victoria a la derecha, después de que 8.500 papeletas separaran los dos bloques la noche electoral.
El SD ha resultado el gran ganador de los comicios: no sólo ha sido la fuerza que más ha crecido, sino que le ha tomado a los conservadores el liderazgo en el bloque de derecha, que tenía desde 1979, y tendrá influencia directa en la formación de gobierno después de una década de aislamiento. Esta formación de ultraderecha, con raíces neonazis y con el origen a finales de los ochenta, ha sido sometida a un cordón sanitario por el resto de fuerzas desde su entrada en el Parlamento en el 2010, hecho que explica que los socialdemócratas hayan gobernado en minoría las dos pasadas legislaturas aunque en la cámara había mayoría de la derecha.