La primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen, ha convocado este miércoles elecciones generales anticipadas para el próximo 1 de noviembre, siete meses antes de lo previsto, después de que la mayoría parlamentaria que le daba apoyo ha entrado en crisis. El Partido Social Liberal, uno de los apoyos que daban la mayoría al Gobierno socialdemócrata, ha amenazado con presentar una moción de censura a Frederiksen si no convocaba elecciones al inicio del curso parlamentario de otoño, después de que en junio presentó un informe muy crítico con la gestión del Ejecutivo cuando en plena pandemia sacrificó millones de visones porque tenían una mutación del coronavirus.
Frederiksen ha calificado de "extraño" adelantar las elecciones en medio de una crisis internacional "energética, económica y de seguridad" y ha asegurado que, si gana, el partido apostará por formar un gobierno amplio, en contra de lo que había defendido hasta hace poco, que era un gobierno en solitario. "Estamos preparados tanto para adoptar compromisos como para colaborar, porque en los tiempos difíciles que vivimos, con la oposición que afronta el mundo, con crisis entrelazadas, ha llegado el momento de intentar una nueva forma de gobierno en Dinamarca: una política de colaboración con más compromisos que queremos encabezar", ha indicado en una breve comparecencia sin preguntas.
Los socialdemócratas, que son la fuerza que ha dominado la política danesa las últimas décadas, han gobernado esta legislatura con sólo una cuarta parte de los escaños, aunque disfrutaban de mayoría gracias al apoyo de tres formaciones de centroizquierda: socialdemócratas, rojiverdes y social liberales. Ha sido precisamente el Partido Social Liberal el que ha desencadenado las especulaciones sobre elecciones anticipadas, cuando hace tres meses anunció la amenaza a Frederiksen, a causa del escándalo de los visones, el denominado minkgate.
Las autoridades sanitarias danesas alertaron el otoño del 2020 de que una mutación del coronavirus encontrada en visones podría comprometer la eficacia de las futuras vacunas contra la covid-19, por lo cual el Gobierno aprobó de manera urgente matar toda la población de estos animales, además de prohibir durante dos años la cría. Dinamarca era en aquel momento el primer productor mundial de pieles de visón. Días después se descubrió que el Ejecutivo no tenía cobertura legal para hacer esta macrooperación, porque sólo estaba permitido sacrificar animales en granjas con contagio o en la zona próxima a estas. El Gobierno aprobó entonces una reforma legal sobre la marcha, ante las protestas de los criadores y de la oposición, mientras dimitía el ministro de Agricultura, Mogens Jensen, y se creaba una comisión de investigación en el Parlamento.
La comisión parlamentaria concluyó el pasado mes de junio que la actuación del Gobierno danés fue "muy criticable" y vio fundamento para abrir casos disciplinarios contra diversos altos funcionarios. Consideró además que las declaraciones de la primera ministra fueron "gravemente engañosas", pero admitió que no se puede saber si estaba al corriente de la falta de cobertura legal. El Parlamento danés aprobó en julio una amonestación oficial a Frederiksen, aunque rechazó aplicar otras medidas más duras, como reclamaba la oposición, gracias a los votos de los aliados de los socialdemócratas, que le garantizaban todavía la mayoría a la Cámara.
Frederiksen ha reconocido errores en su actuación, a pesar de que las ha atribuido a la situación "crítica" en que se encontraba el país durante la pandemia de coronavirus.