El próximo 10 de septiembre está programado el primer debate entre Donald Trump, candidata republicano a la presidencia estadounidense, y Kamala Harris, candidata demócrata y vicepresidenta. Sin embargo, no es seguro que este debate se acabe materializando, ya que los equipos de campaña de los dos candidatos no se ponen de acuerdo con las normas por el mismo. En especial si, como en el anterior debate por las elecciones de noviembre, se cerrará el micrófono del candidato que no tenga el turno de palabra. Los republicanos quieren, pero los demócratas se niegan en rotundo. ¿Por qué se da este toma y daca?
La norma de silenciar el micrófono del candidato que no tiene el turno de palabra fue idea original del equipo de campaña de Joe Biden, que buscaban que las invectivas y comentarios de Trump no engulleran las intervenciones del demócrata, quien ya se presentó en baja forma. Sin embargo, Harris es un candidato diferente, más enérgica y rápida en la contrarréplica. Además, últimamente, varias voces republicanas han mostrado su preocupación por los discursos de su candidato, donde acaba desbarrando más del normal. Según analistas consultados por la BBC, los republicanos también quieren aprovechar que en el anterior debate, con los micrófonos cerrado, Trump dio una imagen más sobria y presidenciable.
Por su parte, los demócratas consideran que dejar los micrófonos tiene el potencial de mostrar a los espectadores un Trump más sin filtro, incluso malhumorado, que sería audible durante todo el tiempo que hablara Harris. "Nuestro entendimiento es que los responsables de Trump prefieren el micrófono silenciado porque no creen a que su candidato pueda actuar como presidencial durante 90 minutos por su cuenta", ha declarado un portavoz de la campaña demócrata.
Trump trata de recortar distancia
El cambio de candidato de los demócratas, lejos de quedar como un movimiento improvisado y desesperado, se ha convertido en su mejor carta de cara a las elecciones de noviembre. Harris está seduciendo a votantes en estado clave y está posicionando por delante de Trump. El margen entre los dos sigue siendo muy ajustado y los sondeos quedan lejos de mostrar unos comicios claramente decantados por un candidato o el otro. En este contexto, la campaña republicana ha apretado el acelerador y solo esta semana prevé visitar cuatro estados, varios claves para la victoria: Virginia, Wisconsin, Michigan y Pensilvània.
Harris lo supera de momento por 3,4 puntos porcentuales a los sondeos en el ámbito nacional. Según la media de encuestas elaborada por la web FiveThirtyEight, recoge el 47,1% de las intenciones de voto, una cifra que desde hace semanas se mantiene sin sobresaltos en aumento.