Donald Trump regresará a la Casa Blanca, donde ya residió entre 2016 y 2020, al ganar las elecciones presidenciales después de haberlas perdido previamente, lo que no sucedía desde el siglo XIX. Trump volverá a ser presidente de los Estados Unidos con una victoria más contundente que hace ocho años, y no solo con la victoria formal, sino también con el voto popular.
Las que debían ser las elecciones más reñidas han sido un paseo para el candidato republicano, que ha sabido movilizar a los suyos, y ha ganado en los feudos en los que ya se daba por supuesta una victoria republicana, pero también donde antes no había ganado. Trump ha neutralizado el efecto Kamala Harris. La vicepresidenta recuperó la ilusión en el bando demócrata cuando tomó el relevo de Joe Biden en agosto, pero la igualdad que reflejaban las encuestas hasta el último momento no se ha reflejado a la hora de emitir los votos. Aunque Trump se autoproclamó ganador cuando los resultados aún no eran oficiales, su victoria ya era incontestable. Con la victoria confirmada en Wisconsin, el republicano sumó los 270 votos electorales que le otorgaban la presidencia.
Superior en los estados bisagra
Con un mensaje basado en la economía, la bajada de impuestos, el combate a la inflación y la deportación de inmigrantes, a la que asocia con la delincuencia, Trump ha logrado imponerse de forma general en los estados bisagra donde el voto bailaba entre ambos candidatos y toma la delantera en aquellos que están por decidir.
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El republicano se ha llevado Carolina del Norte con el 51% de los votos, 2,8 millones, casi 200.000 más que Harris, y también Georgia, con un 50,9% y 127.000 votos más. Derribará además el conocido como "muro azul", tal como hizo en el año 2016, con las victorias en Michigan, Wisconsin y Pensilvania.
Este último estado ha sido el más disputado de la campaña y donde más recursos han destinado las candidaturas. La descalificación de un cómico invitado a un mitin de Trump diciendo que Puerto Rico era una "isla de basura" hizo enojar a la población latina y parecía que podría empujar hacia Harris en este territorio con mucha población latina, pero finalmente no ha estado así.
Con un 95% del escrutinio, según Associated Press, Trump se imponía por 4 puntos a Harris, 51% a 48% en Pensilvania, donde superaba los 3,4 millones de votos. Harris ha ganado todos en los estados que se presuponían demócratas, pero no ha conseguido imponerse a ninguno de los estados clave con el recuento actual, que todavía puede cambiar. Nevada, con un 51% de los votos para Trump, y Arizona, con un 50%, también serán del republicano.
Los EEUU rurales ganan a las ciudades
La victoria de Harris en la mayoría de las grandes ciudades no ha sido suficiente para batir a los Estados Unidos rurales, así como su conexión con la comunidad negra y la de las mujeres no ha logrado imponerse al hombre blanco que configura el retrato robot de los votantes de Trump.
La baja participación favorece a Trump
También la baja participación, en torno al 55%, también ha tenido su influencia. Han votado 20 millones de estadounidenses menos que hace cuatro años, y este absentismo ha jugado a favor de los republicanos. A Trump lo han votado 69 millones de personas, cuatro millones menos que en 2020 (73 millones), y a Kamala Harris le han votado 64 millones de estadounidenses, mientras que a Joe Biden lo apoyaron 81 millones.
Con cuatro procesos judiciales abiertos, uno de ellos con sentencia en contra, y la inmunidad parcial que le otorgó el Tribunal Supremo, además de abordar sus políticas el nuevo presidente tendrá más herramientas para blindarse ante la justicia. Para hacerlo, además, contará con la mayoría en el Senado y muy posiblemente también en la Cámara de Representantes (Congreso), con lo que los republicanos ostentarían el control de todas las instituciones.