Donald Trump ha consumado el retorno a la Casa Blanca y lo hace como el primer presidente convicto de la historia de Estados Unidos, después de ser condenado por el caso Stormy Daniels. Abandonó la presidencia del país el 20 de enero de 2021 —en plena pandemia de la covid-19— y ahora, justo cuatro años después, vuelve para acabar el trabajo. Después de la victoria en las elecciones de noviembre contra la candidata demócrata, Kamala Harris, el republicano ha jurado este lunes el cargo de 47.º presidente de EE.UU., en su segunda toma de posesión. Según la ley, tendría que ser la última, pero quién sabe qué tienen planeado el nuevo presidente y su séquito de magnates tecnológicos.
🔴 Investidura de Donald Trump, DIRECTO | Última hora de la toma de posesión
En su discurso inaugural, Trump ha proclamado el inicio de "la edad de oro de los EE.UU.". "A partir de este momento, el declive de EE.UU. se ha acabado", ha añadido, en una intervención muy crítica con su predecesor, a Joe Biden. Asimismo, ha recordado su intento de asesinato del año pasado y ha asegurado que fue Dios quien lo salvó: "Hace solo unos meses, en un bello campo de Pensilvania, una bala de asesino atravesó mi oreja, pero sentí entonces, y lo creo más ahora, que mi vida fue salvada por una razón. Fui salvado por Dios para hacer grande de nuevo Estados Unidos". Finalmente, ha declarado que desea ser recordado como uno "pacificador y unificador", haciéndose suyo el acuerdo de alto el fuego en Gaza, aunque ha prometido "reanudar" el control del canal de Panamá.
¿Qué hará Trump?
El nuevo presidente ya se ha puesto a trabajar y, entre aplausos, ha anunciado la aprobación de decenas de órdenes ejecutivas, sobre todo centradas en migración. Entre ellas destaca la declaración de una emergencia nacional en la frontera con México que permitirá el Departamento de Defensa desplegar militares, reservistas de la Guardia Nacional y otros efectivos, para conseguir su "cierre" y luchar tanto contra la migración como el narcotráfico. En la misma línea, la designación de los cárteles del narcotráfico de México y bandas criminales como la Mara Salvatrucha como organizaciones terroristas, cosa que prohíbe cualquier tipo de asistencia o colaboración con estos grupos.
También ha anunciado la reinstauración del programa "Quédate en México", que obliga los migrantes y solicitantes de asilo a permanecer en territorio mexicano mientras se resuelven los trámites para entrar en EE.UU. Este programa entró por primera vez en vigor en enero de 2019, durante su primer mandato (2017-2021) y que fue eliminado en agosto de 2022, en los primeros meses de la Administración Biden. Y si con eso no era suficiente, ha decidido eliminar la ciudadanía por nacimiento de los hijos de inmigrantes en situación irregular, un derecho protegido por la Constitución —que establece que toda persona nacida en territorio estadounidense obtiene automáticamente la nacionalidad, sin importar el estatus migratorio de los padres—. Es decir, que no están claros los efectos legales de esta decisión y podríamos estar ante un cambio constitucional.
Sin gran exhibición
Por otra parte, Trump ha ordenado el gobierno federal a reanudar la construcción del muro en la frontera con México, una de las promesas de su campaña de 2016. También ha anunciado el cambio de nombre del golfo de México, que pasa a llamarse "golfo de América", aunque la denominación internacional seguirá siendo la que estaba porque no puede ser modificada unilateralmente por un país. En materia energética, ha declarado una emergencia nacional para impulsar la producción de energía en EE.UU., con medidas para aumentar la extracción de petróleo en Alaska y reducir los precios del crudo. Finalmente, ha ordenado el ejecutivo a reconocer solo dos géneros (el masculino y el femenino), un retroceso en las protecciones para el colectivo transgénero promulgadas por Biden en ámbitos como el deporte o la salud. Los republicanos habían utilizado los derechos trans como arma electoral contra los demócratas en las elecciones de noviembre.
Las bajas temperaturas han evitado que Trump tenga su gran exhibición, ya que la toma de posesión se ha tenido que trasladar al interior del Capitolio. Ha hecho el juramento con la derecha en alto y la izquierda sobre las mismas dos biblias que utilizó en su primera toma de posesión: su Biblia personal y la del expresidente Abraham Lincoln. "Yo, Donald John Trump, juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y que, en la medida de mis habilidades, protegeré y defenderé la Constitución de Estados Unidos", ha declarado. Una vez ha acabado de pronunciar estas palabras, una salva de cañones ha resonado en el Capitolio, seguimiento por el sonido de "Hail to the Chief" —el himno personal del presidente. El himno nacional no ha sonado hasta que se ha acabado el discurso inaugural.
Ultras, magnates y expresidentes
Más allá del discurso de inaugural, el mismo acto ha sido toda una declaración de intenciones, con la presencia por primera vez de líderes extranjeros. Concretamente, mandatarios extranjeros ideológicamente afines como el presidente de Argentina, Javier Milei; el de El Salvador, Nayib Bukele; el de Hungría, Viktor Orbán; y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, entre otros. También ha habido otros líderes ultraderechistas como el británico Nigel Farage, el francés Éric Zemmour, el alemán Tino Chrupalla y el español Santiago Abascal. En cambio, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no ha sido invitada, de la misma manera que el presidente español, Pedro Sánchez, tampoco ha ido —la representante española ha sido la embajadora en Washington, Ángeles Moreno—. Por su parte, el presidente de China, Xi Jinping, también se ha ausentado.
La lista no se acaba aquí e incluye a varios magnates tecnológicos de Silicon Valley que habían manifestado el apoyo a Trump, como el dueño de X (Twitter), Elon Musk —que formará parte del gobierno—; el CEO de Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp...), Mark Zuckerberg; y el presidente ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos. Horas antes de la toma de posesión, los tres habían acompañado al nuevo presidente a un oficio religioso en la iglesia episcopal St. John's (cerca de la residencia presidencial).
Miles en un estadio
Después de la misa, Trump y su esposa Melania han sido recibidos en la Casa Blanca por sus predecesores, Joe y Jill Biden. "Bienvenido a casa", le ha dicho el presidente saliente. El vicepresidente, J. D. Vance, también ha sido recibido por Harris. Desde allí, Trump y Biden han ido juntos hasta el Capitolio para la toma de posesión. Más allá de Biden, han estado presentes todos los expresidentes vivos: Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, mientras que Michelle Obama se ha ausentado. En un pabellón próximo, miles de seguidores de Trump se han reunido para seguir en directo la toma de posesión.
A los 78 años, siete meses y seis días, Trump se ha convertido en el presidente de más edad en la historia del país a tomar posesión. Biden asumió el cargo con 78 años y 61 días. El nuevo presidente ha hecho el juramento ante las 750 personas presentes en la rotonda del Capitolio, justo bajo la cúpula del edificio. Se trata de un espacio de gran valor simbólico, ya que une el Senado y la Cámara de Representantes. En cualquier caso, es una cifra inferior a las 1.600 personas que a menudo hay en las escaleras del Capitolio, el escenario tradicional de las investiduras y donde centenares de miles de ciudadanos pueden presenciar el acto —desde la explanada del National Mall—. En esta ocasión, los seguidores trumpistas se han reunido en el estadio Capital One Arena (con capacidad para 20.000 personas) y han seguido el acto por pantallas gigantes.