Martes 23 y día decisivo en los EE. UU. Donald Trump y Nikki Haley se ven las caras en New Hampshire. Después de la retirada del gobernador de Florida, Ron DeSantis, la exembajadora de la ONU Nikki Haley, se propone como la última rival de Donald Trump en las primarias republicanas para las elecciones generales que tendrán lugar a finales del 2024 en los EE. UU. DeSantis ha puesto punto final a su campaña y se ha posicionado a favor del expresidente Trump justo antes de New Hampshire.
La decisión de DeSantis ha llegado después de perder contra Trump en Iowa, en una caída sorprendente a pesar de la inversión que se hizo. De hecho, el candidato se presentaba como una alternativa real a Trump. En el mensaje de despido, publicado en Twitter —actual X-, DeSantis ha dado apoyo a Trump mientras le regalaba también un despido a Haley. "Tiene mi apoyo porque no podemos volver a la vieja guardia republicana de antes: una forma reenvasada de corporativismo recalentado que representa Nikki Haley", ha asegurado DeSantis. Y Trump ya ha cambiado el discurso. Después de más de un año criticando a DeSantis, este domingo el expresidente ya ha pasado a elogiar al gobernador y ha dicho que esperaba trabajar juntos para derrotar al presidente Joe Biden, presunto candidato demócrata.
Las diferencias entre Trump y Haley
Está claro que Nikki Haley quiere ser presidenta de los Estados Unidos, pero Trump tampoco se quiere quedar atrás. En febrero del año pasado, la exembajadora de la ONU publicó un vídeo en las redes sociales resaltando sus raíces en Carolina del Sur, donde fue gobernadora durante siete años. Y después de que DeSantis haya abandonado, es la única que puede dar sombra a Trump. Y Trump sabe que tendrá que sacarle partido a su dialéctica para combatir la experiencia de Haley.
A pesar de todo, Haley no tiene mucho margen de maniobra para consolidar el apoyo republicano ni para hacer frente a Trump, al cual, por ahora, las encuestas dan una clara ventaja. La última encuesta publicada por la CNN este domingo, que recoge también El País, daba a Trump una intención de voto del 50% en New Hampshire, mientras que a Haley le otorgaba un 39%. Y claro, poner de manifiesto que la inversión que está haciendo Trump no es la misma que puede hacer Haley.
Lo que sí que puede aportar Haley es aire fresco y nuevos liderazgos dentro del partido republicano. Un hecho contra el cual el expresidente no puede luchar, y menos después de la salpicadura del asalto en el capitolio. En este sentido, Haley se esfuerza en recordar su época como gobernadora y también promete luchar contra el socialismo, tal como dice la CNN. Un hecho al cual se le podría añadir la orden que Haley podría aportar contra el caos desorbitado de Trump, tal como destaca El Independiente.
Por otra parte, una gran diferencia entre los dos candidatos son los orígenes. Los de Haley son bien modestos. Es hija de inmigrantes que establecieron una cadena de ropa y regalos, y su nombre completo es Nimrata Nikki Randhawa. Practicó durante muchos años el sijismo, hasta que se convirtió al cristianismo para casarse con su marido, Michael Haley, en 1996, y educar a sus hijos en esta religión, destaca la CNN.