El Tribunal Supremo británico, máxima instancia judicial del Reino Unido, ha desestimado este lunes el recurso presentado por el fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Con esta decisión, el Supremo facilita la polémica extradición del activista de internet a los Estados Unidos. El caso pasa ahora a la ministra británica del Interior, Priti Patel, que tendrá que autorizar la entrega, aunque se espera que la defensa recurra a otras partes del proceso, y eso podría ralentizar el trámite. Hay que recordar que Assange sufrió un accidente vascular cerebral leve el pasado mes de octubre en la prisión, según reveló su pareja, Stella Morris. El activista, de 50 años experimentó problemas de memoria, tenía el párpado caído y presentaba signos de daños neurológicos. Esta decisión del Tribunal Supremo, por lo tanto, llega en un momento personal delicado para Assange.
El caso de Assange todavía no se puede dar por cerrado y ya han pasado 11 años desde que WikiLeaks publicó las filtraciones de documentos estatales mayor de la historia. El contenido de estos documentos señalaba directamente al ejército de los Estados Unidos y a sus actuaciones crueles y desproporcionadas en el Oriente Medio. La publicación de estos documentos hizo que Assange fuera reconocido y admirado por todo el mundo, sin embargo, también lo pusieron a punto de mira de los Estados Unidos, ya que los trapos más sucios de su ejército quedaban al descubierto. La justicia norteamericana no tardó en tildarlo de traidor y Assange acabó pedido asilo político en la embajada del Ecuador en Londres, donde ha estado cerrado durante años. Eso no le ha impedido seguir siendo un ciberactivista activo, tanto defendiendo su propio caso como solidarizándose con otros movimientos, como hizo con motivo del referéndum del 1 de octubre.
El gobierno norteamericano pide que el periodista australiano sea juzgado por 18 delitos relacionados con la Ley de Espionaje y la piratería informática, unos cargos que podrían suponer hasta 175 años de prisión a los Estados Unidos. Su promesa también expresó su opinión sobre esta resolución reiterando que Assenge no era "una amenaza para nadie". Por otra parte, atacó en los EE.UU. acusando a Washington de llevar a término "una guerra de agotamiento". "Sigue siendo una barbaridad que una persona que no está cumpliendo una pena de prisión permanezca en la prisión durante años", afirmó. Las revelaciones convirtieron Assange en un héroe por muchos, pero también fue considerado un peligro para la seguridad nacional. En el 2012, Assange pidió asilo político a la embajada del Ecuador en Londres para evitar la extradición en Suecia, donde estaba acusado de varios cargos, entre los cuales un presunto caso de violación. En la embajada estuvo siete años, reivindicando desde el balcón justicia por su caso y otras causas – como el referéndum de Catalunya – mientras su salud se iba deteriorando en los ojos del mundo.
En el 2019, sin embargo, el gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno dejó de ofrecerle protección y fue entonces cuando fue detenido por la policía británica y encarcelado con una pena de un año de prisión para haber incumplido con la libertad vigilada en la cual estaba sometido cuando se refugió en la embajada. Desde entonces, sin embargo, no ha salido.