Brasil es la economía mayor de la América Latina y la cuarta democracia mayor del mundo. Este domingo 2 de octubre de 2022, Brasil celebra elecciones y escogerá a su próximo presidente. Se trata de unas de las elecciones más trascendentales de los últimos años. Además, hay cierta preocupación por lo que pueda pasar antes o después del día de las elecciones. Esta incertidumbre, combinada con las tendencias e inestabilidades globales, parece que estas elecciones podrían ayudar a fortalecer la democracia y las instituciones del país. Cuando menos, eso es lo que expone Atlantic Council en un artículo donde se analiza la situación actual del Brasil.
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En este sentido, el mismo portal destaca que para entender la magnitud de la situación, precisamente, hay que alejarse una pizca de los titulares de la prensa diaria. De esta manera, es vital pensar en las soluciones a más largo plazo para afrontar los problemas del país. Y es que a pesar de ser una de las democracias más importantes, es joven. No estuvo hasta exactamente el año 1989 que el país celebró las primeras elecciones presidenciales después de una dictadura militar. Desde entonces, sin embargo, se han dado pasos importantes, aunque estas elecciones podrían ser cruciales para dar más pasos adelante. En las últimas elecciones, la desinformación y los niveles altos de polarización habrían hecho que proliferaran las narrativas extremistas.
Así, el candidato y actual presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, está, según los sondeos, en la cuerda floja. En este sentido, Bolsonaro, del Partido Liberal (PL) y candidato a la reelección, intenta rebajar el tono, para intentar reducir el rechazo que suscita hoy por hoy entre los brasileños. Más de la mitad del electorado, un 52%, dice que no votaría por él a las elecciones. El giro en la desesperada de Bolsonaro, sin embargo, podría llegar demasiado tarde. Hoy por hoy, no es del todo pretencioso hablar de un claro favorito. Esta etiqueta es para Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (TP), es el favorito para las elecciones, aunque un 39% de los votantes brasileños tampoco lo quiere.
Desafíos del Brasil
El próximo gobierno del Brasil se enfrentará a un momento crítico con el fin de fortalecer la democracia del país y sus instituciones, destaca el mismo Atlantic Council. En este sentido, habrá que fortalecer la eficacia en la atención de las necesidades de los ciudadanos, sobre todo en tiempos económicamente complicados y también social. La gestión de la pandemia, los casos de corrupción y la situación compleja a escala global plantean desafíos importantes que querrán respuestas a corto, medio y largo plazo. En este sentido, la publicación constata que hay que reconstruir la confianza interna del sistema político.
¿Cómo está yendo la campaña de las elecciones del Brasil 2022?
Bolsonaro ya ha dicho que Dios lo puso al frente del país y que ahora también es cosa de Dios que deje de estarlo. Varios analistas habrían constatado que el líder del país estaría modulando el tono para intentar captar el voto de los que no quieren ver ni en pintura a Lula. La realidad, pero es otra. El expresidente del país hace vía por otra carretera y, de momento, los sondeos le dan la victoria.
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Lula salió de la prisión cuando Bolsonaro hacía un año que era presidente. Fue puesto en libertad después de que lo decidiera el Tribunal Supremo. En este sentido, se revertía un cambio de criterio instaurado hacía tres años. El argumento es que el juzgado del caso Sérgio Moro no era competente para abordar el caso. Más tarde se declaró que Moro no fue imparcial a la hora de juzgar Lula. Eso propició que la defensa de Lula utilizara este argumento para pedir la anulación, recuerda todo el proceso un artículo de El País.
Muchos brasileños se habían aferrado a la teoría que Lula era inocente y víctima de una persecución política. Estas mismas frases se las ha ido repitiendo él mismo y se las ha ido interiorizando. Sin embargo, hay una parte de la sociedad que lo ha vetado desde el principio y no lo pueden ver ni en pintura, en parte por los supuestos casos de corrupción, de otros porque simplemente no conectan. Precisamente eso, es lo que quiere aprovechar de nuevo Bolsonaro.
Las brasileñas podrían tener un papel importante
Las movilizaciones de mujeres brasileñas el año 2018 bajo el hashtag #Élno no evitaron que Bolsonaro saliera escogido. Ahora, sin embargo, el electorado femenino se ha levantado con fuerza para impedir la reelección del líder de extrema derecha. De hecho, tal como destacan varios diarios de prensa local, el antagonismo entre las mujeres y Bolsonaro es palpable a los sondeos. La primera vuelta de las elecciones está prevista para el día 2 de octubre y la segunda vuelta se celebraría el día 30.
Una encuesta que llevó a cabo el Instituto Datafolha del 13 al 15 de septiembre en todo el país, Bolsonaro solo consiguió el 29% de la intención de voto entre las mujeres. Lula se quedaría con un 46%. Un hecho, sin embargo, que cambiaría si solo los hombres pudieran votar. Bolsonaro se haría con el 44% delante del 37% que podría quedarse Lula. Sin embargo, el electorado es, según el portal Sem Mexico, de mayoría femenina. Un 52% del electorado, es decir, de los 156 millones de brasileños que están llamados a votar. En este sentido, la intención de voto es para Lula del 45%, mientras que el 33% preferiría Bolsonaro.
Aunque lo pueda parecer, ni Lula ni Bolsonaro son los únicos candidatos en unas elecciones que tendrán primera vuelta el día 2 de octubre y la segunda el día 30 de octubre. A pesar de todo, sí que son los candidatos principales y los que, al fin y al cabo, podrían contabilizar la mayor parte de votos. Habrá que esperar, sin embargo, que el electorado hable en las urnas.
Bolsonaro prepara el terreno por si no gana
La tensión en el Brasil para las elecciones es palpable. De eso se encargan las dudas que ha extendido Bolsonaro sobre si reconocerá la eventual derrota, que le vaticinan todas las encuestas. Los ataques del líder de la ultraderecha contra el sistema electoral han sido crecientes desde que asumió el poder en el 2018 y el mismo Bolsonaro, con declaraciones ambiguas, ha atizado al fantasma de un golpe de estado. Precisamente por este motivo, se pone énfasis en la importancia de estos comicios.
"La historia se puede repetir", advirtió Bolsonaro el 7 de septiembre pasado, durante un discurso con motivo del Día de la Independencia, después de enumerar varias fechas históricas, algunas alusivas a levantamientos militares y al golpe de estado de 1964. Aquel día, numerosos seguidores le pidieron en un multitudinario mitin impulsar una intervención militar, clausurar el Parlamento y destituir a los jueces del Supremo. Él, lejos de desautorizar estos exabruptos, los ha amparado en el marco de la libertad de expresión. La tensión estará asegurada hasta el último día. Las elecciones serán clave.
Imagen principal: cartel donde aparece el presidente del Brasil, Jair Bolsonaro, encarcelado / Efe