El cordón sanitario sigue funcionando en Francia y Europa respira aliviada. Emmanuel Macron ha conseguido la reelección de forma sólida contra Marine Le Pen, la candidata de la extrema derecha. El presidente de la República ha salvado una nueva bola de partido, aunque cada vez se acorta más la distancia en un país fracturado. Si hace cinco años casi duplicó a su rival, con un 66% contra 34%, esta vez la distancia ha sido de dieciséis puntos, 58,2% contra 41,8%. Tan pronto como se han conocido las primeras estimaciones, Le Pen ha llamado a Macron para admitir su derrota. El presidente reelegido ha celebrado su victoria --la primera reelección en dos décadas-- desde el Campo de Marte de París, con la Torre Eiffel detrás. Hace cinco años fue la pirámide del Louvre.
El presidente ha llegado al Campo de Marte acompañado de su esposa Brigitte, de niños y con El himno de la alegría de fondo. Y ha celebrado la derrota de la extrema derecha. Pero no ha sido uno de sus discursos épicos, a los que tiene acostumbrados a los franceses. El presidente reelecto ha constatado que el país está fracturado, que hay millones de franceses que no le han votado, o que lo han hecho con una pinza en nariz. "A partir de ahora no soy el presidente de una parte, sino de todos", ha asegurado Macron, que ha remachado: "La cólera y los desacuerdos tendrán que encontrar una respuesta y será mi responsabilidad". En este sentido, ha garantizado que el nuevo quinquenio "no será de continuidad", sino que perseguirá la invención de un nuevo "método" para "cinco años mejores".
Se ha cumplido lo que pronosticaban todas las encuestas, que preveían un segundo mandato para Emmanuel Macron. Incluso el margen ha sido más amplio del previsto, teniendo en cuenta el desgaste de su mandato y de las múltiples crisis. Pero también es cierto que la extrema derecha crece apoyos. Hoy, la candidata de Reagrupamiento Nacional ha alcanzado un nuevo techo: Jean-Marie Le Pen hizo el 18% en 2002, Marine Le Pen el 34% en 2017 y ahora el 42% de los votos. Finalmente, se ha impedido su victoria, pero no se ha parado su auge.
La misma Marine Le Pen de la extrema derecha ha salido al cabo de diez minutos de las estimaciones, ha admitido la derrota, pero también se ha felicitado porque después de "dos semanas de métodos desleales, brutales y violentos, las ideas que nosotros representamos llegan a una cima". Ha calificado el resultado de "gran victoria". La líder de la extrema derecha ha garantizado que continuará "su compromiso con Francia y los franceses". Ya tiene la vista puesta en las legislativas.
Un síntoma del desgaste de Emmanuel Macron y de la desafección general es también la abstención (28%), que ha sido la más alta desde 1969 en una segunda vuelta presidencial.
La campaña ha estado marcada sobre todo por el malestar social. La pérdida de poder adquisitivo es hoy la principal preocupación de los franceses. Y es lo que ha permitido la extrema derecha cabalgar y aumentar sus apoyos, pronunciando un discurso social que no pronunciaba el candidato a la reelección. No ha sido hasta esta segunda vuelta que Macron se ha desplegado por feudos de Mélenchon y ha hecho gestos hacia la izquierda, proponiendo por ejemplo la limitación de los precios del gas y la electricidad. También, gracias a su habilidad en los debates, ha conseguido poner de relieve las relaciones de Marine Le Pen con el Kremlin y Vladímir Putin.
Es la tercera vez que Marine Le Pen se presenta a las elecciones presidenciales, y dijo que sería la última. Habrá que ver si es cierto y cómo se acabará reorganizando el espacio de la extrema derecha. Lo que es seguro es que Macron no repetirá en 2017, porque legalmente está limitado a dos mandatos.
Bruselas ha celebrado estos resultados. Lo ha hecho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a través de Twitter: "Necesitamos una Europa sólida y totalmente comprometida con una Unión Europea más soberana y más estratégica". También lo ha hecho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: "Me alegra poder continuar con nuestra excelente cooperación. Junts haremos avanzar a Francia y Europa".
Ahora, las legislativas
De estas elecciones sale un país fracturado. Y el ciclo electoral en Francia no acaba este domingo por la noche. Durante la primera mitad de junio, los días 12 y 19, tendrán lugar las elecciones legislativas para escoger una nueva Asamblea Nacional. Parece difícil que Emmanuel Macron repita la mayoría presidencial que obtuvo en 2017, fruto de la ola de renovación que representaba entonces su proyecto. En caso de que no haya mayoría, podría desembocar en un escenario de cohabitación. Ya han empezado los movimientos. A la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon lo plantea como una "tercera vuelta" que lo convierta en primer ministro. En la otra banda, el ultra Éric Zemmour ha reclamado una coalición "de la derecha y los patriotas".