El conservador Partido de la Independencia ganó las elecciones legislativas del sábado en Islandia con el 29,1 % de los votos, escrutado más del 80 %, aunque depende de una nueva fuerza para seguir en el poder.
Reforma, escisión pro UE de los conservadores que es quinta con el 10,4 %, sería indispensable para que el actual ministro de Finanzas, el conservador Bjarni Benediktsson, pueda convertirse en primer ministro al tercer intento, a la espera del cómputo total.
La coalición en el poder se ve lastrada por el hundimiento que registra el Partido Progresista, cuarto con el 11,5 %, castigado por la vinculación del ex primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson con los papeles de Panamá, lo que provocó su dimisión en abril y el adelanto de estas elecciones.
El Partido Pirata dobla resultados
El Movimiento de Izquierda Verde logra la segunda plaza con el 15,8 %, por delante del Partido Pirata, que obtiene el 14,4 %, más del doble que en las elecciones del 2013, pero lejos de las cifras que le daban los últimos sondeos.
La suma de los votos de estas formaciones y los de las otras dos del bloque opositor, la Alianza Socialdemócrata y Futuro Brillante, no llega al 44 % y aglutina 27 escaños, dos menos que conservadores y centristas, aunque insuficiente para garantizarle la mayoría absoluta, fijada en 32 diputados.
El Partido de la Independencia, ganador de todos los comicios generales en Islandia salvo en el 2009 –en medio de la mayor crisis económica de la historia reciente de este país–, puede mejorar en casi tres puntos su resultado y ganar dos escaños, hasta 21.
El gran perdedor
El Partido Progresista es el gran perdedor, tras registrar una caída de 13 puntos porcentuales y ceder 11 de sus 19 escaños. Los rojiverdes suben, en cambio, casi 5 puntos y ganan 3 diputados, hasta 10, uno más que el Partido Pirata, que triplica los suyos, hasta 9, y pasa del 5,1% al 14,4%, un resultado pobre si se considera que lideró los sondeos durante un año y hasta hace un mes era la primera fuerza.
Los siete escaños que obtiene Reforma serán determinantes, aunque su actitud ambigua despierta dudas: a pesar de su mayor cercanía ideológica negó su apoyo en campaña a un gobierno de centroderecha, pero también rechazó participar en las conversaciones del bloque opositor, que culminaron con una declaración conjunta.
Las cuatro formaciones opositoras, que gobiernan Reikiavik desde hace dos años, presentaron un acuerdo con temas centrales como la sanidad, una política climática responsable, aumentar los impuestos a quienes explotan recursos naturales y una nueva Constitución.
Pero el resultado electoral provisional aleja a este bloque del gobierno, lastrado además de por el resultado del Partido Pirata, por el hundimiento de la Alianza Socialdemócrata, que logra el 5,8 % y cuatro escaños. Los socialdemócratas pasan de ganar en el 2009 con casi el 30 % y colocar a Jóhanna Sigurdardóttir de primera ministra a ser ahora la fuerza más pequeña de un Parlamento que por primera vez contará con siete partidos.