Benjamin Netanyahu, líder del partido Likud, ha ganado las elecciones en Israel con 30 escaños, según los sondeos a pie de urna, y con la suma del bloque de formaciones que le dan apoyo sumaría 62 escaños, lo que permitiría al actual líder de la oposición recuperar el cargo de primer ministro, que ya ostentó en los periodos de 1996-1999 y 2009-2021. La mayoría para el Likud solo peligraría si el partido árabe Balad superara el umbral del 3,25 % de votos necesario —según los sondeos se encuentra en el 3,1 %, para tener representación, ya que reduciría el bloque de Netanyahu a 60 escaños, uno por debajo de la mayoría.
El actual primer ministro, Yair Lapid, líder del partido Yeix Atid, ha conseguido 23 escaños, 6 más que en las últimas elecciones, pero el buen resultado no le garantiza poder gobernar, ya que el bloque que le da apoyo solo sumaría 54 escaños. El Partido Sionista Religioso, de extrema derecha, sería la tercera fuerza con 14 escaños, 8 más que en los últimos comicios. El Partido de la Unidad Nacional, liderado por Benny Gantz, habría obtenido 12; el Shas, partido de los ortodoxos sefardíes, 10 escaños; el Judaísmo Unido de la Torá, partido de los asquenazíes ultraortodoxos, 7 escaños; y el Partido Laborista Israelí y el Meretz habrían obtenido 5 y 4 escaños respectivamente. Los números aún pueden bailar y no se conocerán los resultados definitivos hasta el viernes.
Netanyahu podrá gobernar en una coalición con partidos religiosos
En el contexto de un periodo de gran inestabilidad política, con cinco elecciones en poco más de tres años y medio, el Likud se presentaba como el único partido capaz de garantizar un gobierno estable, con la figura de Netanyahu como la de un líder sólido, a pesar de que está pendiente de resolverse el juicio por la imputación de tres casos de corrupción. En el plan económico, el líder conservador ha prometido un plan de emergencia para controlar la inflación que afecta a la electricidad, el agua o la gasolina, a través de la bajada de precios y la reducción de impuestos.
Netanyahu tendrá que asegurar los apoyos que le permitan conformar la mayoría de 61 escaños en la Knesset, que tiene 120. Tendrá poco más de un mes para intentar formar una coalición para gobernar el país, dado que la fragmentación en el Parlamento requiere pactos con el fin de formar una mayoría. Una cuestión que no es fácil, ya que el espectro político en Israel está atravesado por múltiples ejes que van mucho más allá del clásico eje izquierda-derecha, y la religión, la etnia y, por descontado, el conflicto palestino, juegan también un papel clave en la representación ideológica de los partidos. Con todo, el apoyo o el rechazo hacia la figura de Netanyahu también ha aparecido en los últimos años como un factor clave en sí mismo, y podría determinar los apoyos de coalición.
En este contexto, el Partido Sionista Religioso, considerado de extrema derecha, se sitúa como el principal posible aliado del Likud. Su líder, Itamar Ben Gvir, ya había reivindicado su apoyo a Netanyahu a fin de que el gobierno fuera "totalmente de derechas". Además, Gvir ha propuesto una reforma de la legislación judicial, que entre otras cosas, promueve vetar la investigación por sospechas de corrupción a personas con el cargo de primer ministro en funciones, una reforma que aplicaría de forma retroactiva, de manera que, en caso de implementarse, podría anular el juicio de Netanyahu. Con la reforma también pretende anular los delitos de fraude y abuso de confianza —dos de los cargos que se imputan a Netanyahu, y reducir el poder del Tribunal Supremo. También podrían dar apoyo a Netanyahu los ultraortodoxos de Shas y el Judaísmo Unido por la Torá.
Cinco elecciones desde el 2019
Estas han sido las quintas elecciones en Israel desde el 2019. En abril del 2019 se celebraron elecciones anticipadas —se tenían que celebrar en noviembre—, a causa de la tensión dentro de la coalición de gobierno y también porque estaba en marcha una investigación de la fiscalía sobre la posible implicación del entonces primer ministro, Benjamin Netanyahu, por posibles casos de corrupción. Ningún partido consiguió formar gobierno, y por eso hubo una repetición electoral el septiembre del mismo año. Después de estos comicios, ningún candidato obtuvo los apoyos necesarios para formar gobierno, hecho que también se complicó por la imputación de Benjamin Netanyahu por soborno, fraude y abuso de poder en tres casos de corrupción.
Así, se volvieron a convocar elecciones para marzo del 2020. Esta vez sí que se llegó a formar gobierno, conformado por los dos partidos con más escaños, el Likud y la coalición Azul y Blanco, liderada por Benny Gantz. Sin embargo, el acuerdo de gobierno contemplaba que, si el presupuesto para el 2020 no se aprobaba antes del 23 de diciembre, se tendrían que convocar elecciones. No llegaron a un acuerdo para aprobar el presupuesto y por este motivo, en marzo del 2021 se volvió a convocar a los israelíes a las urnas.
Después de esta cuarta votación se formó un gobierno de coalición integrado por ocho partidos con el objetivo de evitar que Netanyahu volviera a llegar al poder. Este gobierno de coalición estaba liderado por Naftali Bennet, del partido Yamina, y Yair Lapid, del partido Yesh Atid, que pactaron un gobierno rotativo, por el cual se alternarían como primeros ministros durante los cuatro años de gobierno. Pero en la primavera del 2022 perdieron la mayoría en la Knesset a causa de la renuncia de algunos diputados. Por este motivo se volvió a convocar elecciones para noviembre del 2022.