La segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas el próximo 24 de abril será la misma que en 2017: un duelo entre el presidente liberal Emmanuel Macron y la candidata de la extrema derecha Marine Le Pen. Se ha llegado a este punto después de una noche electoral de infarto, con un recuento que se ha alargado entrada la madrugada. Pero las fuerzas con que llegan los dos presidenciables es muy diferente a la de hace cinco años. Entonces la distancia fue de 32 puntos. Hoy, las encuestas lo acortan hasta los cuatro: 51% contra 49%. La participación ha sido más baja que hace cinco años, pero finalmente más alta que la prevista por los sondeos.
Con el 94% del escrutinio, Emmanuel Macron (La República En Marcba) gana con el 27,4% de los votos, tres puntos más que hace cinco años y con más margen de lo que se podía pensar en los últimos días. Pero Marine Le Pen (Reagrupamiento Nacional) también crece dos puntos, hasta el 24,6%. Si se suman los votos de Eric Zemmour (Reconquista, 6,9%), la extrema derecha llega hasta casi un tercio de las papeletas. O lo que es lo mismo: uno de cada tres franceses. Más que los seis candidatos de la izquierda juntos.
Justamente Jean-Luc Mélenchon, en sus terceras elecciones presidenciales, es el único que ha salvado los muebles para la izquierda francesa. Bajo la candidatura Unión Popular, ha ido escalando posiciones, sobre todo gracias al voto joven, para llegar hasta el 21,4%, a punto de dar la sorpresa de madrugada.
Y las dos grandes perdedoras de la noche, las candidatas de los dos grandes partidos tradicionales, fundadores de la Quinta República: Valérie Pécresse ha sumergido a Los Republicanos hasta la quinta posición, con el 4,7%, y Anne Hidalgo ha hundido al Partido Socialista hasta el 1,7%. Quedando por debajo del 5% no podrán ni pedir la subvención para los gastos de la campaña. Lo mismo le pasará a Los Verdes. Los tres atravesarán dificultades financieras graves.
Había especial incertidumbre por la abstención de los franceses. Algunas encuestas la situaban en el 30%, hecho que habría supuesto una cifra récord en unas elecciones presidenciales. La marca la situaba la primera vuelta del 2002, cuando la participación fue 71,6%, hecho que permitió que Jean-Marine Le Pen se clasificara para la segunda vuelta. Al final se ha situado en torno al 74,8%.
Los mensajes de los ganadores
Durante el escrutinio, el presidente y candidato a la reelección, Emmanuel Macron, ha comparecido con un nuevo lema ("Todos nosotros") y ha hecho un llamamiento a fundar "un gran movimiento político de unidad y de acción", que supere las "diferencias" y permita hacer frente a la extrema derecha. Ha pedido el voto a todo el mundo, también a los abstencionistas o a los votantes de Jean-Luc Mélenchon. Es consciente de que en la segunda vuelta puede recibir votos de franceses con la pinza en la nariz, pero sin embargo ha insistido en que se deben unir todos los franceses, "sea cual sea su sensibilidad". Ha pedido "no escatimar ningún esfuerzo durante las próximas dos semanas".
No ha distado mucho del mensaje de Marine Le Pen, que ha pedido el voto a todos los franceses que no han votado por Macron. "Mi ambición es agrupar a los franceses en torno a un proyecto nacional y popular", ha asegurado la líder del Reagrupamiento Nacional, que ha interpelado a todos los electores “sea cual sea su sensibilidad, de derecha o de izquierda, de cualquier origen”.
El cordón sanitario
Todas las encuestas durante la campaña electoral, y antes, señalaban el mismo escenario: Emmanuel Macron ganando el primer round y Marine Le Pen clasificándose para la segunda vuelta. En esta segunda vuelta es donde se complicaría más todo. El sondeo de Elabe de este viernes daba un 51% al actual presidente de la República y un 49% a la candidata de extrema derecha. Se ha reducido considerablemente el margen: hace un mes, el mismo estudio pronosticaba un cojín de doce puntos, de 61% contra 49%. Muy lejos todavía queda el 66%-33% de las elecciones de hace cinco años.
En este contexto, ya ha empezado a formarse el cordón sanitario contra la extrema derecha. La más sorprendente ha sido Valérie Pécresse, que esta semana había dicho que no daría consignas pero finalmente ha anunciado que votará por Emmanuel Macron "en conciencia". También Yanick Jadot, Anne Hidalgo y Roussel han llamado a parar los pies a la extrema derecha. Y Jean-Luc Mélenchon, después de la polémica del 2017 (cuándo no dio ninguna consigna), ha repetido la misma frase cuatro veces: "Ni un solo voto en Marine Le Pen". La excepción, como no podía ser de otro modo, ha sido Eric Zemmour, que lo ha pedido por Le Pen.