Sudáfrica está llamada a las urnas este miércoles a las séptimas elecciones desde la caída del régimen del apartheid. Las elecciones plantean dudas e incertidumbres porque la corrupción del expresidente Jacob Zuma o la presidencia de un candidato blanco de la minoría afrikáner en el partido de la oposición son algunos de los factores a tener en cuenta durante la jornada de este miércoles. Así pues, estas pueden ser las primeras en que el Congreso Nacional Africano (ANC), el partido del expresidente Nelson Mandela, no consiga sacar una mayoría absoluta en el Congreso.

¿Cómo funcionan las elecciones en Sudáfrica?

Los mayores de 18 años tendrán que escoger a los 400 representantes de la Asamblea Nacional que, posteriormente, eligen al presidente del país para un mandato de cinco años. Después de las elecciones multirraciales de 1994, la ANC ha conseguido siempre resultados por encima del 50%, un hecho que, hasta ahora, le ha dado la mayoría absoluta. Con el mismo sistema de representación también se votará a los candidatos que se presentan a las nueve asambleas regionales. Ocho de estas provincias están presididas por el ANC. La única que no gobiernan es la de El Cabo Oriental, que cambió en las elecciones de 2019 por el partido Alianza Democrática (DA).

El partido de centroderecha fue el grupo principal de la oposición durante los gobiernos del apartheid del Partido Nacional. Varios votantes sudafricanos siguen viéndolo como un instrumento del pasado racista del país. En estos comicios, están llamados a las urnas 27 millones de personas, todo un récord en la historia de Sudáfrica. También se superará el número de partidos y de candidatos presidenciales.

¿Quién se presenta a las elecciones de Sudáfrica?

El ANC va con Cyril Ramaphosa. El Congreso Nacional Africano nació en 1902 y su misión principal fue la búsqueda del derecho a voto para la población negra en una Sudáfrica gobernada por el supremacismo blanco del apartheid. Su vida institucional no llegó hasta 1994, cuando se presentó a las elecciones generales de la mano de Nelson Mandela. Por su parte, Cyril Ramaphosa nació y vivió en Johannesburgo hasta que su familia fue forzada a mudarse al gueto de Soweto. Estudió Derecho y fue durante su formación cuando se acercó a los movimientos de concienciación negra, siendo detenido en dos ocasiones en los años 70. Ramaphosa fue uno de los fundadores del Sindicato Nacional de Mineros Negros (NUM), el mayor de Sudáfrica. Sonó como vicepresidente para la fórmula presidencial de Nelson Mandela, pero se le encomendó la tarea de ser líder de la Asamblea Constituyente que redactó la nueva constitución de 1996. Finalmente, fue elegido vicepresidente del ANC y, posteriormente, número dos del presidente Zuma. Asumió el cargo de presidente después de la dimisión de Zuma en 2017 por varios casos de corrupción que salpicaron a su gobierno. En el discurso de investidura auguró la luz al final del túnel para Sudáfrica, que parece que no acaba de llegar.

Alianza Democrática (DA) presenta a John Steenhuisen. La organización nació después de la unión de varios partidos para plantar cara al supuesto frente que el ANC haría con el partido EFF. La fuerza principal era el Partido Demócrata (PD), que había sido desde 1989 el órgano de la oposición durante los gobiernos de la segregación racial. A pesar de ser un partido para la minoría blanca, siempre se posicionaron contrarios al apartheid y lo combatieron desde la legalidad. Después del anuncio del expresidente Frederik de Klerk de empezar las negociaciones para una transición que consiguiera dejar entrar en el sistema a la mayoría negra, el PD anunció su intención de participar.

En el año 2000 la formación se disolvió para crear un frente común con el Nuevo Partido Nacional y la Alianza Federal de cara a las elecciones municipales. La fórmula fue todo un éxito, consiguiendo un 22,1% de los votos. Desde ese momento, la DA se ha convertido en la oposición a los gobiernos de mayoría absoluta del ANC.

Finalmente, el EFF se postula con Julius Malema. El Partido Luchadores por la Libertad nació después de la decisión de Julius Malema de escindirse de la ANC en 2013. La formación mantiene posturas de extrema izquierda y es conocido por las políticas panafricanistas y populistas. El programa electoral se basa en la intención de expropiar tierras y nacionalizar los recursos del país. Ha traído varias veces proyectos para rediseñar el urbanismo o la arquitectura de las ciudades sudafricanas que "se han visto contaminadas por las ideas coloniales".

¿Qué temas marcarán las elecciones?

Aparte de la posibilidad de que el partido de Nelson Mandela pierda la mayoría 30 años después, sobre la mesa están los problemas que preocupan a la población sudafricana. Por una parte, está el problema de la desigualdad y el paro. Según un informe del Banco Mundial, con fecha de 2022, Sudáfrica es el país más desigual del mundo, porque el 10% de la población más rica amasa el 80,6% de los activos financieros del país. Por otra parte, hay un paro que roza el 33%, y un 45% de paro juvenil. Además, el país también se enfrenta a una elevada criminalidad y la corrupción. De hecho, con la salida de Zuma en 2017 por casos de corrupción, el ANC lo ha intentado erradicar de todas las instituciones gubernamentales. A pesar de ello, sigue estando en boca de todos.

Además, la población del país también está preocupada por la crisis eléctrica que atraviesa el país, con apagones constantes. Por otra parte, hay que tener en cuenta, que el gobierno de Sudáfrica denunció ante la Corte Penal Internacional de Justicia que la "impunidad institucionalizada" de Israel está permitiendo la "aniquilación" de los palestinos en la Franja de Gaza y pidió el fin de las operaciones a la Franja de Gaza. En este sentido, la ANC siempre se ha posicionado del lado de la causa palestina. El partido AD no apoyó la decisión del partido del presidente de demandar a Israel ante el CPI.