El controvertido presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha salido reforzado del golpe de Estado que ayer un grupo de militares del ejército perpetraron contra su gobierno. De hecho, él mismo lo ha calificado de "gran regalo de Dios". Además de la gran respuesta que el pueblo turco tuvo ayer haciendo caso de su llamamiento y saliendo a la calle para defender a su presidente, Erdogan ya ha dejado claro que aplicará su cara más dura.
"Este levantamiento, este movimiento, es un gran regalo de Dios para nosotros. Porque el ejército será limpiado", ha asegurado el mismo jefe de Estado. Después de los 265 muertos, de ambos lados, y del millar y medio de heridos que dejó el levantamiento militar, Erdogan ha prometido mano dura y de hecho, ya lo ha empezado a ejecutar. Casi 3.000 soldados han sido detenidos a raíz del golpe y más de 2.700 jueces del país han sido destituidos. Además, todavía se esperan más purgas.
"Tendrán que pagar un precio muy caro por esta traición", ha asegurado Erdogan una vez ya en Estambul después de tener que volver precipitadamente de sus vacaciones a causa del levantamiento. "Si actúan contra los que les han dado las armas, tendrán que enfrentarse a las consecuencias".
Pena de muerte
El castigo que ya anunció Erdogan ha sido confirmado por su primer ministro, Binali Yildirim, de una forma un poco más explícita. Yildirim ha anunciado la posibilidad de reintroducir la pena de muerte después del golpe de Estado fracasado ayer. La constitución turca, hoy por hoy, no lo permite, pero el primer ministro asegura que se podrían hacer los "cambios necesarios para prevenir lo que ha pasado".
Baño de masas de Erdogan
A su llegada a Estambul, cientos de ciudadanos se han unido para recibir a su presidente.
El golpe de Estado llevó a miles de ciudadanos en todo el país a salir a la calle y a defender a Erdogan, pero también provocó escenas de extrema violencia entre los militares golpistas y los partidarios del gobierno.
Detrás del levantamiento
Erdogan asegura que detrás del ataque está Fethullah Gülen, el imán turco exiliado ahora en los Estados Unidos y enemigo del gobernante partido islamista AKP. De hecho, los 2.745 jueces destituidos hoy por la Junta Superior de jueces y fiscales del país (HSYK) han sido aparentemente apartados del cargo para ser sospechosos de estar relacionados con el predicador Fetullah Gülen.
Al mismo tiempo, la Junta, presidida por el ministro turco de Justicia, Bekir Bozdag, destituyó cinco de sus 22 miembros, mientras que una orden de detención fue emitida contra nueve jueces del Tribunal Supremo del país.
El Gobierno turco y el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, aseguran que los llamados "gülenistas" se encuentran detrás del intento de golpe de Estado. Gülen, sin embargo, lo ha negado todo desde Pensilvania.
Reforma constitucional
A pesar de la acusación de Erdogan, una de sus últimas reformas aprobadas por el Parlamento podría también estar detrás del malestar que ha acabado en alzamiento. La cámara baja aprobó recientemente una controvertida reforma constitucional que afecta a los altos tribunales del país. De hecho, los críticos del gobierno lo acusan de quererlo hacer más presidencialista y de querer controlar más intensamente el Poder Judicial.
El partido de Erdogan, Justicia y Desarrollo (AKP), ha tenido como prioridad desde inicio de la legislatura a final del año 2015 la modificación de la Carta Magna. AKP tenía mayoría absoluta pero no suficiente para hacer una reforma de estas características. Finalmente, sin embargo, Erdogan lo consiguió después de romper con el primer ministro, reemplazando Ahmet Davutoglu por Binali Yildirim.
El pasado mes de mayo el parlamento aprobó por 376 votos a favor de los 550 posibles, la modificación de la Constitución que, además de otras medidas, permitía levantar la inmunidad parlamentaría temporalmente, y facilitar el encarcelamiento de parlamentarios por causas cono el "terrorismo". Una medida claramente dirigida al partido pro kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP). Los diputados del partido denunciaron que la reforma no era una cuestión de lucha contra el terrorismo sino para convertirse en la única fuente de gobierno.