En el contexto de amenaza bélica que se encuentra el mundo, con la guerra de Ucrania aumentando la escalada de los ataques con el lanzamiento por parte de Kíiv de misiles de los Estados Unidos y el Reino Unido, y la respuesta de Rusia utilizando un misil balístico hipersónico intercontinental de nueva generación contra su territorio, se ha incrementado el temor a un "conflicto global", como lo define Vladímir Putin, de incalculables consecuencias. La tensión entre Rusia y la OTAN se ha elevado hasta el punto que la Alianza Atlántica ha convocado una reunión con Ucrania el próximo martes. Rusia ha querido hacer una demostración de su capacidad de respuesta. Los recientes cambios en la doctrina nuclear rusa, además, han aumentado los temores a una guerra nuclear, y el incremento de la tensión también aumenta el peligro de los malentendidos y las decisiones precipitadas de un hipotético ataque que tendría una respuesta inmediata que llevaría a la humanidad a la aniquilación. En este contexto, se recuerda el sistema Perimeter de respuesta, que dicen que Rusia posee para lanzar un ataque masivo contra sus enemigos en caso de recibir un ataque a su territorio.
Un mecanismo de disuasión nuclear
El sistema Perimeter (Mertvaya Ruka, Система Периметр), también conocido como Dead Hand (Mano Muerta) es un mecanismo de disuasión nuclear desarrollado por la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Algunos consideraban que formaba parte de la guerra psicológica entre las dos potencias, basada en el "o lanzas primero o convences al enemigo de que puedes contraatacar aunque estés muerto", es decir, que puedes morir matando. Porque el sistema fue diseñado para garantizar una respuesta en caso de que un ataque nuclear destruyera la cadena de mando soviética. Si bien hay algunas informaciones que aseguran que es un sistema que se activa de manera automática, sin necesidad de pulsar un botón, los expertos y algunos testimonios que han intervenido directamente en su creación explican que eso no es exactamente así, que se necesita una mínima intervención humana.
Su funcionamiento se basa en una serie de sensores que detectan señales de un ataque nuclear, como movimientos sísmicos y radiación, y puede lanzar misiles balísticos intercontinentales sin necesidad que el orden venga de los más altos mandos. Es decir, si Vladímir Putin o el mando militar ruso muriera en un hipotético ataque nuclear de los Estados Unidos u otra potencia, Rusia todavía podría activar todo su arsenal nuclear y responder a un ataque del enemigo.
Una herencia de la Guerra Fría
Este sistema es una herencia de la Guerra Fría (periodo entre 1947 y 1991 marcado por el conflicto político e ideológico entre los Estados Unidos y la antigua URSS) pero se cree que todavía está activo y que Rusia lo ha actualizado periódicamente. La Unión Soviética nunca reconoció su existencia oficialmente, pero algunos exmandos soviéticos implicados en su construcción sí han hablado. Los expertos afirman que se construyó esta máquina apocalíptica en 1984 como respuesta al anuncio de Ronald Reagan en 1983 de qué los Estados Unidos estaba desarrollando el sistema Star Wars, un escudo de rayos láser y armas nucleares en el espacio formalmente conocido como Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI). La SDI pretendía utilizar satélites y sistemas con base en el espacio para interceptar misiles balísticos intercontinentales (ICBM) durante la fase de vuelo. Eso incluía el uso de láseres y otros sistemas de armas avanzadas que podrían destruir misiles antes de que consiguieran su objetivo. El sistema Perimeter habría sido activado en 1985 y ha sido parte integral de la estrategia nuclear rusa desde entonces, según los expertos.
Si llega el apocalipsis...
La revista Wired publicó en el 2009 un artículo titulado: "Dentro de la máquina del día de juicio final soviético apocalíptico", en el que explicaba que si el sistema confirmaba que una arma nuclear había golpeado suelo soviético y "la línea del Estado Mayor se apagaba, Perimeter interpretaría que el apocalipsis había llegado. Inmediatamente, transferiría la autoridad de lanzamiento a quien estuviera gestionando el sistema en aquel momento en el interior de un bunker protegido, sin pasar capas y capas de autoridad de mando normal", explicaba la revista, que entrevistó al excoronel soviético Valery Yarynich, considerado uno de los diseñadores del sistema Perimeter. Yarynich explicaba que el objetivo del sistema era "garantizar una respuesta automática soviética a un ataque nuclear norteamericano". No importaría si los Estados Unidos hacían volar el Kremlin o eliminaban el ministerio de defensa, cortaban la red de comunicaciones y acababan con toda la cúpula militar soviética, los sensores terrestres detectarían que se había dado un golpe devastador y se lanzaría un contraataque. El búnker, según informes de inteligencia de los Estados Unidos, podría encontrarse bajo tierra en las montañas de los Urales, en un complejo militar antinuclear protegido por 200 metros de granito, llamado Kosvinsky Kamen. Pero, en realidad, la ubicación es una gran incógnita.
No es un sistema del todo autónomo
Los sensores tendrían que detectar una combinación específica de factores que confirmarían un ataque nuclear, como ondas generadas por explosiones nucleares. Aunque se considera un sistema automatizado, Yarynch asegura que no es completamente autónomo. De hecho, explicaba a Wired que antes de 1985, los soviéticos diseñaron varios sistemas automáticos que podían lanzar contraataques sin ninguna intervención humana. Pero todos estos dispositivos fueron rechazados por el alto mando. El Perimeter, señala, nunca fue un dispositivo del día del juicio final verdaderamente autónomo. "Si hay explosiones y todas las comunicaciones están cortadas, entonces la gente de esta instalación puede, me gustaría subrayar, puede lanzar", explicaba.
El militar, que murió en Moscú en el 2012, inicialmente elogió este sistema, porque aseguraba que sacaba responsabilidades a los políticos y a los mandos militares. Pero cambió su perspectiva sobre el sistema a lo largo de los años, especialmente después del fin de la Guerra Fría. Al principio defendía el Perimeter como un mecanismo que podría prevenir decisiones precipitadas durante crisis nucleares, argumentando que su diseño permitía a los líderes soviéticos "ganar tiempo" durante momentos de tensión, cosa que permitía "enfriar" situaciones tensas y evitar un lanzamiento erróneo en momentos de pánico. El sistema estaba destinado a garantizar una represalia incluso si la cadena de mando era destruida, cosa que, según él, ayudaba a disuadir ataques. Pero con el tiempo, Yarynich llegó a lamentar su participación en el desarrollo del Perimeter. En las reflexiones posteriores, expresó su preocupación y llegó a concluir que los seres humanos no son "una especie para confiarle armas nucleares", reconociendo que el potencial para un error catastrófico siempre existía.
¿Cómo funciona?
El sistema está equipa con múltiples sensores que monitorean varias variables ambientales, como la actividad sísmica (detecta las ondas generadas por las explosiones nucleares), mide los niveles de radiación en el aire y el suelo y evalúa cambios en la presión y la luminosidad de la atmósfera, que podrían indicar un impacto nuclear. Una vez activado, el sistema lanza un misil balístico intercontinental (ICBM) que activaría el resto de misiles de proyectiles atómicos, tanto los situados en territorio soviético, como en otros emplazamientos, y también los de los submarinos. El misil se colocaría en un silo que puede soportar un impacto nuclear directo, con coordenadas de vuelo preinstaladas y señales de radio que enviaría a los misiles durante el suyo quiere. Rusia es el país que tiene más ojivas nucleares, en torno a las 5.580, seguido de los Estados Unidos (unas 5.328) y entre los dos países tienen el 92% del total del arsenal mundial (12.500) armas.