La encarnizada ofensiva contra la inmigración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avanza desbocada y en ella la acompañan los republicanos más fervorosos. Dos legisladores de estados tradicionalmente republicanos como Missouri, en el medio-oeste, y el sureño Misisipi han propuesto establecer recompensas a quien denuncie a extranjeros en situación irregular en el país o aporte información útil para facilitar detenciones. La delación se pagaría a 1.000 dólares. Incluso se ha propuesto recuperar de manera reglada una fílmica figura que remite en la época de la frontera y el salvaje oeste: el cazarrecompensas (bountyhunter).
La cámara legislativa de Misisipi ya ha tumbado la propuesta, enarbolada por el diputado republicano Justin Keen, pero en Missouri todavía está en debate, por iniciativa del senador estatal David Gregory. Gregory ha defendido su propuesta legislativa como un programa de cazarrecompensas certificados contra extranjeros ilegales y ha asegurado que funcionaría como un Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la encargada a escala federal de hacer detenciones y deportar inmigrantes, para escala estatal. Con la iniciativa, sin embargo, se ha tropezado con la oposición de voces del Partido Demócrata y de activistas por los derechos humanos y por los derechos de los inmigrantes.
Delaciones y fiebre persecutoria
Un ejemplo de esta fiebre antiinmigración trumpista que recorre el país es un caso que ha trascendido este miércoles en Kentucky, donde un hombre ha llamado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas para informar de la presencia de latinoamericanos en un supermercado a Walmart. "Vengan a buscar a estos desgraciados. Agarren a estos ilegales. Son unos criminales. Se tienen que ir todos de aquí", ha dicho el hombre, que se ha grabado a él mismo llamando. El vídeo, difundido a TikTok, se ha viralizado. El individuo, afroamericano, sale al vídeo con una gorra roja de 'Make America Great Again' (MAGA), el lema de Trump. En otro vídeo, también viral en las redes, representantes del grupo College Republicans United at Arizona State hacía un llamamiento al campus de su universidad para que los estudiantes denunciaran a sus compañeros hispanos. El grupo hasta llegó a repartir camisetas con el texto 'Voluntario de ICE' impreso y 'Homeland Security' (Departamento de Seguridad Nacional) en la espalda.
Batidas por todo el país
Trump, que recientemente ha ordenado sacar a Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ha puesto en marcha una campaña de persecución legal y policial contra los inmigrantes en situación irregular en el país. A finales de enero firmó una orden para negar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes irregulares y facilitó la expulsión "inmediata" de estas personas. Este martes, decenas de personas sin documentación en regla, la mayoría latinoamericanos, fueron detenidas en Florida; y grupos por los derechos civiles han denunciado que se han producido batidas policiales sin orden judicial en al menos once estados, en las cuales se habría retenido y se ha interrogado. Este miércoles han trascendido operativos de inmigración a Ohio, Georgia, Illinois, Arizona, California, Florida, Texas, Massachusetts, Nueva York y Nueva Jersey, en algunos casos con grandes despliegues policiales y detenciones. Aunque las autoridades han asegurado que su objetivo son los inmigrantes con antecedentes penales, organizaciones de derechos civiles han denunciado casos de detenciones basadas en discriminación racial o simplemente para hablar español en público. A su vez, se han producido importantes manifestaciones por todo el país en contra de la política migratoria de Trump.
A Guantánamo
La administración del presidente Trump ya ha empezado a enviar a algunas de estas personas en vuelos hacia el centro de detención de la Base Militar de Guantánamo, en Cuba. "Ya no permitiremos que los EE.UU. sea un vertedero de criminales ilegales de naciones de todo el mundo", ha dicho la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en declaraciones en la cadena Fox News. Actualmente, las autoridades americanas calculan que hay unos 11 millones de inmigrantes sin documentación en el país.