La campaña de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos que enfrenta a Donald Trump y a Kamala Harris ha estado marcada por el lenguaje soez y las mentiras estrambóticas del expresidente, y también por las descalificaciones personales y los insultos, especialmente los que protagoniza el candidato republicano hacia su rival. Pero la aspirante demócrata también ha caído en la tentación de recurrir a esta estrategia de descalificaciones, la mayoría de veces para defenderse de los ataques de su rival, o bien para acentuar su perfil burdo y autoritario. A medida que la campaña llega a su final, y cuando quedan 13 días para las elecciones, el intercambio de reproches ha subido de tono. Si el pasado sábado Trump calificó a Harris de "vicepresidenta de mierda", la candidata demócrata ha tildado al republicano de "fascista", recordando las revelaciones que han hecho algunos de sus asesores en la etapa presidencial sobre su admiración por Hitler, que habían salido hace meses, pero que ahora han vuelto a reflotar en medio de la campaña, y en las que Trump ha respondido asegurando que Harris dice cualquier cosa que le venga "a su mente retorcida".
"Un peligro para la democracia"
El inicio de las hostilidades verbales empezó desde el primer día, cuando los dos se enfrentaron en el debate celebrado a Filadelfia el pasado septiembre, organizado por la cadena ABC News, en el que Trump y Harris se acusaron mutuamente de ser un "peligro" para la democracia norteamericana. Lo que ha sido una constante de Trump son los ataques a los inmigrantes y no ha dudado en recurrir a las mentiras y las fake news, comparando a los inmigrantes indocumentados con animales, afirmando que estaban entrando violentamente en las ciudades o asegurando barbaridades como que los haitianos de Springfield se comen las mascotas de los americanos. Y en este foco antiinmigración ha puesto también a Kamala Harris, a quién bautizó como la "zar de la frontera", a la que le reprochó que nunca fue a la frontera en los años que ha ocupado el cargo de vicepresidenta, o acusando la administración Biden-Harris de haber permitido la entrada al país "de asesinos convictos extranjeros ilegales en los Estados Unidos".
Descalificar a Harris
Pero las acusaciones pasaron a los ataques personales y a las descalificaciones a medida que transcurría la campaña, en un intento de socavar la credibilidad y la capacidad de Harris como potencial presidenta. Así, de la boca de Trump han salido frases como que Harris "es una persona con bajo coeficiente intelectual" y "estúpida", que nació "con discapacidad mental" o afirmando que es "tan tonta como una piedra", para cuestionar su inteligencia, y la ha acusado de ser "vaga" y "perezosa como el demonio". También ha querido Trump identificar a Harris como una radical con ideología marxista nombrándola "camarada a Kamala", o refiriéndose a la vicepresidenta como "lunática radical comunista" y llamándola "Kambabla". Igualmente, ha cuestionado su identidad racial diciendo que "de repente se convirtió en negra", y ha insinuado que podría tener problemas personales al preguntar en tono despectivo si "bebe o se droga".
De los ataques a los insultos
Pero en los últimos días, Trump ha pasado directamente a los insultos, llamando a Harris "vicepresidenta de mierda", como dijo el sábado pasado en Latrobe (Pensilvània), uno de los siete estados claves en las elecciones, un comentario que fue recibido con vítores por parte de sus seguidores. Harris respondió a este ataque directo al día siguiente, afirmando que su rival "degrada" el cargo de presidente con su utilización de un lenguaje soez. "El pueblo norteamericano se merece una cosa mucho mejor. Donald Trump no se tendría que volver a poner detrás del sello de presidente de los Estados Unidos", respondió la vicepresidenta.
Trump, un "inestable" y un "peligro"
En los últimos días, Harris también aumentado sus críticas hacia Trump en respuesta a sus insultos y ha empezado a mostrar vídeos de las declaraciones polémicas del republicano en sus mítines para contrarrestar sus propuestas. La candidata demócrata participó este jueves en un foro con votantes de la cadena CNN y preguntada si consideraba que Trump era un fascista, se mostró tajante: "Sí, lo creo", y sustentó su afirmación haciendo referencia a los comentarios de quien fue su jefe de gabinete, John Kelly, un general de infantería de la marina retirado, que dijo que era un admirador de Hitler y de otros dictadores. Creo que uno tiene que pensar al respecto –ha dicho Harris-, por qué alguien que ha servido con él, que no es un político, sino un general de marines de cuatro estrellas, por qué lo está explicando ahora a los americanos. Y creo sinceramente que está haciendo una llamada de emergencia al pueblo americano para que entienda qué podría pasar si Donald Trump volviera a la Casa Blanca". Según Harris, Trump es "inestable", no es "apto para el servicio" y lo ha descrito como "un peligro para la seguridad de los Estados Unidos".