"Aunque todavía no somos independientes, estamos más que preparados y capacitados para jugar un papel a nivel global durante la COP26". Esto decía el anuncio del partido nacionalista escocés (SNP) que a principios de semana apareció a plana completa en reconocidos diarios como el The Times. Lo firmaba la primera ministra Nicola Sturgeon, y se refería a Escocia como "una nación a la espera" de convertirse en un país independiente.
Como era previsible, el eslogan no ha dejado a nadie indiferente y ha levantado polémica. Mientras los opositores critican que el SNP aproveche la ocasión para hacer campaña por la independencia, algunos sectores independentistas creen que no es extraño que se utilice el momento para defender las capacidades de Escocia como estado independiente. Sobre todo en materia climática.
La campaña por el segundo referéndum de Escocia
Aunque las referencias al proyecto independentista del anuncio son innegables, la primera ministra Nicola Sturgeon ha negado que se trate del primer spot de campaña por el segundo referéndum. "No hemos lanzado una campaña, hemos puesto anuncios en un par de diarios para dar la bienvenida a Escocia", aseguraba Sturgeon esta semana en rueda de prensa.
El gobierno ha prometido a los escoceses que volverán a las urnas antes que acabe en el 2023, aunque de momento hay muchas incógnitas sobre si desde Londres permitirán que se celebre en los mismos términos que el primer referéndum del 2014. Pero por encima de todo, la primera ministra quiso dejar claro que durante la conferencia de Naciones Unidas el tema principal estas semanas es el clima. "No creo que nadie dude de mi apoyo a la independencia de Escocia, pero el foco de estas dos semanas es asegurarse de que Escocia es un ejemplo a seguir en materia climática", defendió en una entrevista en Channel 4.
Sus declaraciones en el anuncio, sin embargo, han despertado críticas y comentarios por todos lados. Incluso, algunas voces del independentismo escocés, como el líder en Westminster del partido independentista Alba, Neale Hanvey, han cuestionado que no se aproveche la ocasión para situar Escocia en el mapa. "Durante la COP26, todo el planeta tiene los ojos puestos en Escocia. Es incomprensible que la primera ministra se muestre reticente o avergonzada de aprovechar esta oportunidad para promover la independencia de nuestro país mientras el mundo nos mira", dijo Hanvey en declaraciones recogidas por el diario The National.
Sturgeon y Johnson se reencuentran dos años después
A principios de septiembre, el gobierno escocés puso fecha a un segundo referéndum de independencia: antes de que acabe en el 2023. A pesar de las reticencias de Downing Street y la posibilidad que la consulta acabe en los tribunales, esta semana Sturgeon ha afianzado las intenciones de mantener la convocatoria. "Boris Johnson es contrario a la independencia; de acuerdo, es legítimo. Lo que no puede hacer es imponerse a la democracia", dijo en una entrevista en la CNN.
Con el primer ministro británico, sin embargo, no han discutido cara a cara sobre el tema desde el 2019, cuando Johnson se reunió con Sturgeon en Escocia en una polémica visita que generó protestas en el exterior de la residencia de la primera ministra. De hecho, des de entonces los dos no se habían reencontrado hasta esta semana, cuando han coincidido en la COP26 con el resto de primeros ministros del Reino Unido, y han sido co-anfitriones en un acto del encuentro de líderes mundiales.
La propuesta para una Escocia independiente y verde
Aparte de la causa independentista, Escocia principalmente se ha puesto en el centro de la COP26 como anfitriona y abanderada en energías limpias. Precisamente el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha querido destacar la estrategia escocesa para reducir la huella ecológica. "Sé que Escocia tiene un claro objetivo de conseguir emisiones de carbono cero antes del 2050, y me gustaría destacar como de mucho aprecio los esfuerzos de Escocia en este sentido", ha valorado durante la conferencia.
Históricamente, la industria energética escocesa ha sido una de las más importantes del Reino Unido. Durante el siglo pasado, las principales fuentes de energía eran combustibles fósiles, como el carbón o el petróleo. De hecho, este último combustible y el gas natural se encuentran en abundancia en el mar del Norte, muy cerca de la costa nordeste de Escocia; y su descubrimiento a la década de los sesenta encendió una de las reivindicaciones más relevantes del movimiento independentista escocés. Bajo el lema "It's Scotland's oil!", el SNP reivindicaba que, si no se convertían en un país independiente, aquel combustible no beneficiaría de ninguna manera la economía escocesa.
Entonces, la campaña hizo aumentar el apoyo del nacionalismo escocés en las urnas. Poco a poco, sin embargo, las carboneras fureon cerrando y la apuesta por unos carburantes más verdes fue ganando peso, desplazando los combustibles fósiles. Ahora, Escocia se ha convertido en uno de los países que produce más energía verde: los últimos datos del 2020 apuntan que un 97% de la energía producida es renovable; y un 73% de esta es exclusivamente eólica.
Llegar a las emisiones cero en 2050 es ahora el objetivo del gobierno escocés. Este año, Sturgeon llegó a un acuerdo con el partido verde para gobernar con la mirada puesta en una Escocia independiente, "más justa y más verde". En la hoja de ruta pactada, reconocen la importancia de la industria petrolera escocesa, y aportan medidas para ser justos con el sector pero también con el medio ambiente. "Tenemos que asegurar una transición que es realmente justa, pero también lo bastante rápida para proteger el planeta", promete el documento.
"Ya no hay ninguna excusa para la inacción. Esta generación de líderes no será perdonada si no se toman medidas durante estas dos semanas que estén a la altura del reto al cual se enfrenta el mundo", dijo Sturgeon durante su discurso inaugural de la COP26.
A pesar de que muchas voces apuntan de la importancia de la conferencia, son pocos los que se muestran optimistas con el cumplimiento de las promesas. Habrá que esperar en el 2030 para ver si realmente el Reino Unido y la Unión Europea cumplen con el objetivo de reducir las emisiones un 30%.