Máxima alerta en el consejo de ministros francés. El gobierno ha decidido prorrogar el estado de emergencia en el país otros tres meses, después del ataque terrorista que golpeó este jueves Niza. El primer ministro, Manuel Valls, también ha anunciado el decreto de duelo nacional para los días 16, 17 y 18 de julio "en homenaje a las víctimas".
Con todo, "no cederemos". Valls ha querido dirigir un mensaje de fuerza, en un país devastado por los múltiples ataques que se venden sucediendo en este último año. Primero fue Charlie Hebdo, después la fábrica de gas en Lyon, el atentado frustrado en un tren de alta velocidad en agosto de 2015, y el mortífero ataque a la sala parisina de Bataclan.
No hay medias tintas en este contexto. Por Valls ha habido "un cambio de época" y ahora los ciudadanos tienen que convivir con el terrorismo. Por eso, ha instado a "hacer bloque" para demostrar la fuerza "colectiva" para "quedar fieles al espíritu del 14 de julio". Después de ser golpeada "en el corazón" precisamente en este día de fiesta nacional, Francia debe "estar unida en sus valores".
De nuevo
La medida no es ninguna novedad. Valls la tomó por primera vez en el mes de diciembre, tras la masacre en el concierto de los Eagles of Death Metal en París, en el que murieron 137 personas y 415 resultaron heridas. Entonces el dirigente defendió que "estamos en guerra!" ante la Asamblea Nacional francesa.
La modificación legal, de reducción de libertades, la justificó bajo la necesidad de poder hacer frente eficazmente a una especie de guerra "en la que la historia nos tiene trágicamente acostumbrados", en el que "el terror es el primer objetivo y la primera arma" . Los ecosocialistas se opusieron, afirmando que "esto va demasiado lejos". Los socialistas, sin embargo, insistieron, en palabras de su presidente Bruno Le Roux, que "los franceses están preparados para una restricción de libertades de todos, supervisadas, controladas y limitadas en el tiempo".
Con todo, no parece que esta limitación vea la luz a final del túnel, siete meses después. Ya cuando en el mes de abril se le preguntó en Valls qué haría, este respondió que ampliar dos meses más la situación, con motivo de la Eurocopa. "Debemos garantizar plenamente la seguridad de los grandes eventos", afirmó.
¿Qué implica?
Desde diciembre, pues, los ciudadanos viven bajo medidas de control que algunos diputados de la oposición han remachado que son extremas, redundantes o de cara a la galería. Entre otros registros domiciliarios y detenciones sin orden judicial. En mayo, de 420 personas detenidas, sólo 31 resultaron "susceptibles de ser actos de terrorismo".
En esta línea, Interior también tiene autorizados los agentes a llevar sus armas reglamentarias cuando no estén de servicio. Eso sí, con un identificador para que no haya confusiones.
En general, varios organismos internacionales, como Amnistía Internacional, o asociaciones locales como el Colectivo contra la Islamofobia han cargado contra esta situación. De hecho, el presidente del Colegio de Abogados de París, el pasado mes de marzo, llegó a pronunciar la apocalíptica frase de que "en el estado actual del texto" de la reforma penal que se estaba debatiendo para reforzar la lucha contra el terrorismo, "Francia podría caer en una dictadura en una semana".