Estados Unidos ha bombardeado más de 75 objetivos de Estado Islámico (EI) en Siria este domingo después de que los rebeldes sirios hayan tomado Damasco y hayan certificado la caída del régimen de Bashar al-Asad. Según ha informado el Mando Central de los Estados Unidos (CENTCOM) en un comunicado, la fuerza Aérea de los EE.UU. ha atacado "líderes, operativos y campamentos" del EI en el centro de Siria con el objetivo de evitar que "el grupo terrorista haga operaciones externas" y asegurarse de que "no se aprovecha de la situación actual para reconstituirse". El CENTCOM ha advertido que, junto con los "aliados y socios de la región", seguirá llevando a cabo operaciones para "degradar las capacidades operativas del EI". "No tendría que haber ninguna duda: no permitiremos que ISIS se reconstituya y aproveche la situación actual en Siria. Todas las organizaciones de Siria tienen que saber que las haremos responsables si se asocian o dan apoyo al EI de cualquier manera", ha dicho el general Michael Erik Kurilla. Según las primeras informaciones, no hay civiles heridos en el ataque.
En referencia al discurso de los rebeldes islamistas posterior a la toma de Damasco, el presidente Joe Biden ha dicho en una declaración institucional que la Casa Blanca ha tomado nota de “las declaraciones de los grupos yihadistas de los últimos días, que ahora están diciendo lo que es correcto, pero tienen grandes responsabilidades”. En este sentido, el presidente ha advertido a los rebeldes que han derrocado a un gobierno con un “macabro historial de terrorismo y abusos de derechos humanos” que “no se equivoquen”. El mandatario considera que en Siria se abre en este momento “un periodo de riesgo e incertidumbre para el país; establecer una transición política”. El presidente norteamericano ha asegurado que los Estados Unidos “hablarán con todas las facciones sirias” en un proceso bisiesto del poder liderado por las Naciones Unidas para cerrar la era de “brutalidad” de la familia Al-Asad en el país, que ha durado más de cincuenta años.
Asimismo, Biden ha querido resaltar la importancia e influencia que, en su opinión, la Casa Blanca ha tenido en la caída de Al-Asad. En este sentido, el presidente ha atribuido el derribo del gobierno sirio a la debilidad de Irán y Rusia, dos aliados estratégicos del régimen de Al-Asad y, al mismo tiempo, rivales de los norteamericanos. “Esto es porque Ucrania, apoyada por nuestros aliados, erigió un muro contra las fuerzas rusas invasoras, infligiendo daños masivos que dejaron a Rusia incapaz de proteger su principal aliado en el Oriente Medio”, ha declarado el presidente saliente de la Casa Blanca.
Rusia quiere abordar la situación en la ONU
Por su parte, Rusia ha solicitado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para abordar la situación en Siria después de la caída de Al-Asad. Dmitri Polianski, embajador ruso a las Naciones Unidas, ha señalado que para el Kremlin es importante abordar “las consecuencias para el país y toda la región” de estos acontecimientos y comprender el papel actual de la Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF) desplegada a los Altos del Golán sirios desde 1974.