El fracaso de Joe Biden en el debate contra Donald Trump, ha sacudido el Partido Demócrata pocos meses antes de las elecciones presidenciales. En vez de demostrar que su edad no es un impedimento para dirigir el país, ha hecho a todo el contrario, mostrándose confuso, dubitativo y desorientado. Delante de un rival débil, Trump se ha crecido y ha ganado por goleada. Esta derrota ha despertado voces dentro de los demócratas que pedían lo que hasta ahora parecía imposible: sustituir a Joe Biden. Si bien a estas alturas de cambiar de candidato es difícil, pero no imposible, este escenario abre una nueva pregunta: ¿quién puede ser el nuevo candidato del Partido Demócrata a las elecciones presidenciales de noviembre?
Las candidaturas presidenciales en los Estados Unidos se hacen en tándem: presidente y vicepresidente. Biden repite la fórmula de los comicios de 2020 y se presenta con su actual vicepresidenta, Kamala Harris. Si Biden hiciera un paso al lado, no podría nominar en Harris para que le tomara el relevo, pero sí que podría avalarla. Sin embargo, la última palabra la tendrían los dirigentes y las bases del Partido Demócrata, entre los que no es muy popular. Harris ha sido una vicepresidenta que los demócratas han dejado lejos de los focos, sea para no quemar su figura o porque no despierta mucha simpatía entre los votantes.
A pesar de ser la vicepresidenta y optar a la reelección de la mano de Biden, Harris no es una figura política lo suficientemente potente para postularse como legitima heredera a la presidencia de los Estados Unidos. Por eso, dentro y fuera del Partido Demócrata empiezan las quinielas y gobernadores, congresistas y senadores se ponen en sus marcas por si les toca empezar la carrera hacia el nombramiento presidencial.
Las estrellas emergentes de los demócratas
En los últimos años, dentro del Partido Demócrata han ido siguiendo nuevas figuras políticas que abanderan una virtud muy codiciada por los electores indecisos: la renovación política. Entre las nuevas estrellas emergentes de los demócratas destaca Gavin Newsom, gobernador de California, con una amplia carrera política y un pasado militar. Newsom es un devoto de las cámaras y no tiene miedo del cuerpo a cuerpo. Por ejemplo, participó en un debate con el ultra republicano Ron DeSantis. Newsom se encuentra cómodo en la política espectáculo y ha cerrado filas en torno a Biden, incluso después del debate. A pesar de todo, al abandonar el debate ha sido preguntado si él sería a quien sustituyera en Biden como candidato y se ha limitado a sonreír y marcharse.
Por otra parte, también destaca el gobernador de Illinois, JB Pritzker, inversor de riesgo y de familia muy rica, cuenta con una fortuna de 3,5 billones de dólares. Introducir en Pritzker a la carrera presidencial sería enfrentar a dos millonarios, pero con políticas muy diferentes. Desde 2019 es gobernador y ha implantado políticas bastante progresistas, incluso sobre los moderados estándares demócratas. Por ejemplo, ha aumentado el salario mínimo y está a favor de la regulación de las armas.
Finalmente, entre las nuevas estrellas demócratas brilla con fuerza hay Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan. Whitmer llegó al cargo entre reticencias entre los mismos demócratas. Sin embargo, Whitmer se ha hecho fuerte en el cargo y ha conseguido hacer de Michigan una fortaleza demócrata en políticas basadas en la inversión social, especialmente en áreas como Detroit, de las más hundidas de los Estados Unidos, El estilo de Whitmer polémico e incendiaría y ha dibujado su perfil como una de las principales opositoras demócratas a Trump.
Repesca de las primarias del 2020
Aparte de las caras nuevas, los demócratas podrían repescar a algunos de los candidatos a nombramiento presidencial del 2020, que ganó Biden. De hecho, Kamala Harris forma parte de este grupo, pero no es la única. Uno de los candidatos con más números de ser repescado es Pete Buttigieg, quien ha estado los últimos cuatro años en la Casa Blanca como ministro de Transportes. El perfil de Buttigieg sedujo a muchos demócratas por ser un demócrata moderado, tirando a conservador, con un pasado militar y con la posibilidad de hacer historia como primer candidato abiertamente gay.
A la repesca puede entrar Elizabeth Warren, senadora por Massachusetts y con una larga carrera política y académica. Sin embargo, el retorno de Warren depende de la memoria de los demócratas, ya que durante su campaña para ser presidenciable acabó mal parada por resbalones pasados y presentes que salieron a la luz. Por ejemplo, cuándo defendió que era nativa americana, aunque no lo es. Quien no se espera que participe en esta quiniela es el senador de Vermont Bernie Sanders. Aunque Sanders ha sido siempre de los candidatos preferidos por las bases demócratas, los suyos 82 años —uno más que Biden— serían un gran impedimento.