Semanas intensas en China. Ahora, acompañadas de extrañas protestas contra el líder chino Xi Jinping y sus políticas. A pesar de las intenciones, la protesta habría acabado ipso facto. Todo está pasando solo unos días antes de que el líder chino se asegure un tercer mandato en una reunión clave del Partido Comunista. Las fotos que han circulado a través de las redes sociales muestran dos pancartas colgadas en un puente. "Di no a la prueba de la covid, sí en la comida. No a los confinamientos, sí a la libertad. No a la mentira, sí a la dignidad. No a la revolución cultural, sí a la reforma. No al gran líder, sí en el voto. No seas un esclavo, sé un ciudadano". Otra pancarta decía: "Haz huelga, elimina el dictador y traidor nacional Xi Jinping". La CNN constata que no puede verificar las imágenes de manera independiente, pero sí que ha identificado el puente sobre donde se habían visto, se trata de un paso elevado al distrito de Haidian, la capital china. Cuando la CNN ha llegado al lugar de los hechos, ya no se veían las pancartas, pero sí un fuerte dispositivo de seguridad. Las autoridades chinas todavía no han hecho comentarios sobre el incidente. Lo que está claro es que la estrategia de la covid cero en el país podría empezar a tener más detractores de los esperados.
La protesta, sin embargo, es extraña en sí. En China no acostumbra a haber protestas de esta índole, especialmente, antes de reuniones políticas importantes, como la del congreso del Partido Comunista. En estos momentos, las autoridades convierten la capital en una gran fortaleza para mantener seguridad y estabilidad. El congreso del Partido Comunista, que se celebra dos veces por década, es el acontecimiento más importante del calendario político de China.
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En el 20.º congreso del Partido Comunista, que empieza el domingo, se espera que Xi rompa con las normas recientes, y amplíe su gobierno con otro mandato, un hecho que podría hacer allanar el terreno para un gobierno de por vida. Xi, es el líder autoritario chino, más autoritario de las últimas décadas, y ha gastado muchas energías al chafar disidencia tanto dentro del partido como también en la sociedad general.
China, preocupada por la guerra en Ucrania
China ha expresado este martes su "preocupación" por el "desarrollo de la situación actual en Ucrania" después de saberse la noticia que varios bombardeos habían tenido lugares en diferentes ciudades ucranianas. "China pide a las partes involucradas que resuelvan las diferencias mediante el diálogo y las consultas", ha asegurado la portavoz del Ministerio de Exteriores Mao Ning en rueda de prensa, recoge la prensa local. De esta manera, la portavoz ha expresado asimismo la "disposición" de China para "trabajar con la comunidad internacional" y ejercer "un papel constructivo en la desescalada de la situación".
Hasta ahora, la India y China han querido demostrar cierta simpatía al líder ruso, Vladímir Putin, y su guerra en Ucrania. En este contexto, han evitado pronunciarse negativamente. Los dos países dependen de Rusia con respecto a la defensa y a los recursos energéticos. Hay más. Según un artículo del The Washington Post, China e India comparten con Rusia un estatus de segundo nivel en el orden mundial. Un hecho que, evidentemente, no les hace nada de gracia. La guerra, sin embargo, también ha trastocado las economías. El conflicto ha afectado al precio de los alimentos y también su stock, pero también el de la energía. Han subido los precios del petróleo y también de bienes y servicios en India y China. También afectaría al hecho que Rusia, por ejemplo, colapse. Lo que está llevando a cabo Rusia, tal como señala este mismo artículo, ha cambiado principios internacionales como, por ejemplo, la soberanía, la integridad del territorio y la autodeterminación.
Xi Jinping no quiere perder poder a nivel internacional
En este contexto, hay también el orden internacional y los poderes de las potencias emergentes. Y es que estas tampoco quieren caer más abajo. Esta es la teoría que soporta al autor del artículo en el The Washington Post. Es decir, India y China podrían dar a Putin un apoyo volátil porque también quieren ser reconocidos mundialmente y tener un estatus elevado en política internacional. Los dos países buscarían ahora ser más influyentes y oportunidades de liderazgo.
Al final, pero estos países no han creado el orden internacional actual y en consecuencia, tal como expone al autor, tienen pocos incentivos para defender normas e instituciones que no han creado y sobre las que se sienten poco propietarios.