El exdirector de la oficina de medios de la presidencia siria, Kamel Saqr, ha revelado detalles desconocidos hasta ahora sobre los últimos días de Bashar Al-Asad en Siria, antes de huir a Moscú después de que los rebeldes islamistas tomaran el control de Damasco. El conocido como "zar" mediático de Al-Asad presenció los últimos momentos del régimen desde el interior del palacio presidencial, también las reuniones y los movimientos del mandatario mientras las fuerzas de oposición avanzaban imparables hasta la capital. Saqr ha explicado que el presidente era consciente de que la evolución del conflicto era grave, pero ni mucho menos se imaginaba que la situación fuera "tan alarmante".

Saqr ha dicho que "todas las condiciones eran adecuadas para la operación" de los rebeldes islamistas. Al-Asad no era consciente de que el ejército no estaba mental ni logísticamente preparado para luchar. Por una parte, las tropas gubernamentales hacía meses que estaban desmoralizadas, porque "consideraban que los combates no producían ningún valor nacional". Por la otra, Rusia había centrado todos sus esfuerzos en la guerra con Ucrania, hecho que llevó al Kremlin a considerar que "su misión se había completado en Siria".

En este sentido, Al-Asad se dio cuenta de que lo habían abandonado cuando Putin no recibía sus llamadas, durante el avance de los rebeldes. Pero la moral del presidente todavía era alta y preparó un discurso para la televisión estatal. Saqr ha explicado que el texto que escribió el mandatario hablaba de los peligros de dividir Siria, atacaba Turquía por su "deshonestidad" y hacía énfasis en la importancia de mantenerse unidos y luchar contra los islamistas. Sin embargo, el "zar" mediático ha opinado que este discurso era diferente porque "desprendía nerviosismo y ansiedad en su prosa y contenido". "Era un reflejo de su estado de ánimo" ha dicho. La emisión del mensaje del presidente se retrasó un día tras otro, hasta que, con la caída de Homs, Al-Asad decidió que no saldría a hablar en público.

Poco después, el ejército dejó caer las armas, el 8 de diciembre, momento en que Al-Asad empezó a preparar su huida del país. Saqr ha revelado que, a partir de la caída de la capital, la oficina de medios no volvió a saber nada del presidente. Antes de la medianoche, el agregado militar ruso se había reunido con el madatario para asegurarse su marcha, la cual se produjo en un avión que viajó hasta Moscú, donde Al-Asad lleva exiliado un mes.

Saqr también ha explicado que en los meses previos a la ofensiva rebelde, Hizbulá e Irán, los otros socios de Al-Asad que lo ayudaron a mantenerse en el poder durante años, habían reducido su presencia en el país. "La parte iraní sentía una cierta decepción, viendo el acercamiento entre Siria y los países árabes a costa de su relación con Irán. Hizbulá también había recibido el golpe más duro desde su creación", en referencia a su conflicto con Israel en el Líbano.