Después de ser detenido este martes en el aeropuerto Internacional de Manila, el expresidente de las Filipinas, Rodrigo Duterte ha sido trasladado a La Haya, donde será juzgado por la Cort Penal Internacional (CPI). Duterte está acusado de crímenes contra la humanidad por una sangrante campaña contra las drogas habría dejado miles de muertos en el país asiático. Después de días de rumores sobre su posible arresto, el exmandatario de 79 años ha sido detenido por efectivos de la policía filipina y de la Interpol solo llegar a suelo filipino procedente de Hong Kong.

La detención ha revolucionado la ya de por sí turbulenta vida política del archipiélago asiático, que está pendiente de unas elecciones a mediados de mandato el próximo 12 de mayo, en las cuales Duterte aspiraba a volver a gobernar su feudo local, la ciudad meridional de Davao. El expresidente habría sido trasladado a la base aérea de Villamor, donde ha permanecido hasta ser embarcado en un avión chárter "a la fuerza", según ha denunciado a los medios su hija, a la vicepresidenta Sara Duterte. El avión se habría elevado dirección en los Países Bajos hacia las 23.00 hora local (15.00 hora catalana), según ha confirmado la cadena de televisión GMA. El presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., ha señalado en rueda de prensa que la partida de Duterte en La Haya permitirá "que el expresidente se enfrente a cargos por crímenes contra la humanidad en relación con su sangrante guerra contra las drogas".

Detenido por el antiguo aliado de su hija

El tablero político en Filipinas está controlado por dos dinastías políticas dominantes que han continuado el camino de los expresidentes Ferdinand Marcos y el mismo Rodrigo Duterte. Ferdinand Marcos hijo, llegó al poder en el 2022 después de forjar una exitosa alianza con la hija del expresidente detenido, Sara Duterte, pero el idilio no tardó en transformarse en una riña pública que acabó desembocando en amenazas de muerte de la vicepresidenta contra el mandatario. El mismo Duterte ha llegado a insultar en numerosas ocasiones al actual presidente del país, calificándolo de "drogaddicte", evidenciando el cisma entre las dos familias. Sara Duterte, que se enfrenta ahora a un proceso de destitución acusada de utilizar fondos de manera indebida, ha denunciado que el arresto de su padre está "motivado políticamente" para frenar la fuerza de sus partidarios de cara a las elecciones a medio mandato del próximo 12 de mayo. Por el contrario, Marcos Jr. niega que la detención de hoy se trate "de una persecución política", aduciendo que se ha limitado a prestar ayuda a la Interpol.

Guerra contra las drogas

El exmandatario llevó a cabo una guerra contra las drogas durante su mandato, entre el 2016 y en el 2022, en qué murieron unas 6.000 personas en operativos antidroga y ejecuciones extrajudiciales, según las cifras de la Policía, aunque organizaciones no gubernamentales locales elevan esta cifra además de 30.000. La Cort Penal Internacional inició una investigación por las ejecuciones extrajudiciales, aunque Duterte retiró las Filipinas del organismo en el 2019 para evitar ser implicado, y en el 2021 vinculó las autoridades y fuerzas de seguridad con los crímenes cometidos.

La detención del expresidente filipino ha sido recibida con alegría y reticencias, entre las víctimas de la guerra y sus seguidores, respectivamente. Los seguidores de Duterte han hecho un llamamiento a la calma entre sus filas. "Nos relajaremos y rogaremos para el expresidente", ha afirmado a los medios el exasesor especial de Duterte, el senador Bong Go, desplazado a la base aérea de Villamor. Por otra parte, el arresto del político ha generado un estallido de gozo entre los partidos políticos y organizaciones críticos con el exmandatario, que aseguran que "es un paso largamente esperado hacia la justicia" después de que las víctimas de la guerra contra las drogas y sus familias hayan esperado "durante años".