La fiscalía de Suecia ha acusado como responsable del asesinato de Olof Palme —hace 34 años— al antiguo sospechoso Stig Erngström, conocido como el hombre de Skandia. Engström era un publicista que trabajaba cerca del lugar donde el primer ministro fue asesinado el 28 de febrero de 1986.
La imposibilidad de presentar cargos contra Engström, muerto en el 2000, implica el cierre de la investigación, según ha avanzado el fiscal Krister Petersson en una rueda de prensa.
El primer ministro sueco Olof Palme fue asesinado en Estocolmo cuando salía del cine con su mujer y volvía a pie a su casa sin escolta. Una persona se les acercó y le disparó a bocajarro en medio de la calle. El asesino huyó del escenario de los hechos y tampoco se encontró nunca el arma del crimen. Palme tenía 59 años.
El publicista sospechoso
Los focos ya apuntaban en los últimos tiempos a Stig Engström, un publicista que trabajaba para una aseguradora situada cerca del lugar del crimen y que fue incluido como testigo en la fase inicial de la investigación, aunque fue apartado meses después al no considerarse relevante.
La pista del "hombre de Skandia" (nombre de la empresa para la cual trabajaba) se reactivó hace dos años gracias a un reportaje, del cual después se hizo un libro, del periodista Thomas Pettersson.
Engström, muerto en el 2000, se movía en círculos contrarios a Palme —socialdemócrata—, tenía formación militar, fue miembro de un club de tiro y tenía acceso a armas a través de un conocido, reveló Pettersson, que informó de sus hallazgos a la unidad policial que investiga el caso.
Se sabe que el "grupo Palme" ha tomado muestras de ADN a familiares de Engström e interrogado a conocidos. También se sabe que diversos miembros de sus círculos próximos lo consideran incapaz de ser el autor del crimen, aparte que las pruebas no parecen ser concluyentes. "Hemos analizado de nuevo aspectos de la investigación, realizado pruebas técnicas y entrevistado a testigos", dijo en febrero el fiscal al mando, Krister Petersson, mostrándose "optimista" sobre la resolución del caso y anunciando una decisión final antes de julio.
Una investigación incompetente
El escándalo y la incompetencia han rodeado el caso Palme desde que la noche del 28 murió de un tiro por la espalda cuándo salía sin escolta de un céntrico cine con su mujer, Lisbet, que no va resultó herida. No se acordonó correctamente la zona del crimen, ni se bloquearon calles adyacentes ni se cerraron fronteras, además que se tardó horas en decretar el estado de alarma.
El único condenado por el caso, el delincuente común Christer Pettersson, contra el cual un tribunal dictó cadena perpetua en julio de 1989, fue absuelto meses después por falta de pruebas. A falta de arma y de móvil claro, la prueba principal fue que Libset Palme lo identificó en una ronda de reconocimiento, aunque quedó sin valor al admitir después que un policía le había facilitado detalles físicos sobre el aspecto del sospechoso.
La televisión pública SVT reveló hace dos años que el policía a cargo de la investigación, el inspector Thure Nässén, ofreció dinero a varios testigos para incriminar a Pettersson (muerto en el 2004) y manipuló los interrogatorios, mientras el fiscal ocultó declaraciones que le exoneraban.
La investigación se tenía que haber cerrado en el 2011, pero un año antes el Parlamento aprobó abolir el plazo de 25 años para la prescripción de delito, lo que permitió seguir trabajando al grupo Palme.
El caso Palme se considera la investigación mundial de mayor envergadura de un asesinato. Miles de documentos llenan 250 metros de estanterías de una comisaría de Estocolmo. La acusación de asesinato y el archivo del caso cierra una herida abierta desde hace tres décadas en Suecia.