La tensión en Francia, sigue. Esta noche, de sábado a domingo, ha sido la quinta que grupos de incontrolados han atacado la policía, han saqueado tiendas y han incendiado coches por todo el país. La actuación de la policía, sin embargo, con órdenes de actuar más deprisa y de manera más contundente, ha evitado, aseguran desde el ministerio del Interior francés, una noche mucho más violenta que las anteriores. Según las primeras estimaciones de la policía, se han detenido unas 720 personas -190 en París y los distritos de la periferia- esta noche con un despliegue de 45.000 agentes de policía nacional y la gendarmería -7.000 solo en París- con refuerzo de las unidades de intervención de los dos cuerpos policiales.
En París se han registrado incidentes durante toda la noche, pero de baja intensidad. La policía ha ido disolviendo todos los encuentros y concentraciones de personas para evitar que se formaran grupos mayores que pudieran acabar generando disturbios más graves, tal como se había organizado por redes sociales, con el objetivo de traer el sin sentido de la violencia hasta el centro de la capital. Los pocos enfrentamientos se han registrado en la zona del Campos Elíseos, dónde la policía ha ido haciendo detenidos durante toda la noche con más de 475 controles por retirar productos inflamables, cócteles Molotov y armas que se querían utilizar para incendiar el centro de la ciudad. En los suburbios no se han registrado graves incidentes, como tampoco en Nanterre, el distrito donde se iniciaron los enfrentamientos al principio de semana, después de la muerte del Nahel, el joven de 17 años abatido por la policía cuando intentó escapar de un control policial.
Incidentes aislados por todo el país
Si bien sí que se ha detectado que la noche ha sido más calmada, la situación todavía está lejos de estar normalizada en Francia, y más allá de los 720 detenidos que se han hecho, que es una cifra alta si bien menor que la de la noche del viernes, que acabó con 1.300 arrestados, se han registrado incidentes por todo el país. Marsella, la ciudad donde se vivieron los enfrentamientos más graves la cuarta noche de revuelta, hoy se han repetido los incidentes. En el centro se han quemado contenedores, se ha atacado la policía y se han asaltado tiendas y el RAID de la policía francesa, con dos vehículos blindados, han trabajado toda la noche para dispersar a los alborotadores del centro, también con gases lacrimógenos. El objetivo era evitar concentraciones de personas que pudieran convertirse con pelotones incontrolados.
Los incidentes también se han extendido a Estrasburgo y Niza, tal como se han ido reprimiendo durante toda la noche por redes sociales y medios de comunicación franceses. Algunos de los casos más graves se han registrado en el Haÿ-las-Roses en la Val-de-Marne, donde unos desconocidos han asaltado la casa del alcalde, Vincent Jeanbrun, quemándola. La familia del alcalde escaparon de la casa cuándo empezaron las llamas y cuándo salieron de la residencia, fueron atacados con petardos y pirotécnica. La mujer del alcalde ha tenido que ser trasladada a un hospital.
¿El inicio del fin de la revuelta?
Nadie se atreve a pronosticar si la revuelta se ha podido contener. Los incidentes de esta noche han dejado este mínimo de 720 detenidos e incidentes más puntuales por todo el país, pero el gobierno de la República todavía no sabe si esta rebaja de tensión registrada la última noche es por el agotamiento de los alborotadores, por la contundencia de la actuación de la policía, que actúa más rápidamente para evitar que se formen grupos mayores o si los llamamientos que ha hecho el mismo presidente Macron y el ministro de Justicia, pidiendo responsabilidad de los padres de los menores que hace días que queman el país, han surgido a efecto. El tiempo lo dirá. Gérald Darmanin, el ministro del Interior, quien ha asumido el liderazgo de la crisis, ha anunciado que esta noche de domingo a lunes se mantendrá el dispositivo policial de máximos a todo el país para recuperar y mantener el orden republicano.