El primer ministro francés, François Bayrou, ha salvado los muebles y ha superado la moción de censura presentada por La Francia Insumisa, gracias a la abstención de Agrupación Nacional y el Partido Socialista. El mandatario ha superado este jueves su primer gran test, ya que la iniciativa de la formación de izquierdas no ha obtenido bastantes apoyos. El partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen ya había anunciado que "a priori" no posicionaría a favor de la moción en contra del gobierno, lo cual hacía imposible alcanzar los 288 votos necesarios para derrocar al ejecutivo. La postura de los socialistas, sin embargo, ha sido una incógnita hasta el último momento. Finalmente, la propuesta del partido de Jean-Luc Mélenchon solo ha obtenido 131 votos a favor.

El líder del Partido socialista, Olivier Faure, ha advertido a Bayrou que la decisión de su partido no quiere decir extender un cheque en blanco al nuevo gobierno y ha advertido que otra moción de censura es posible "en cualquier momento", si no se cumple lo que se ha acordado. Así, Faure ha adelantado que serán los mismos socialistas los que presenten una propuesta de estas características si la Asamblea Nacional "no tiene la última palabra" sobre la polémica reforma de las pensiones, una cuestión con la que el mismo Bayrou se ha comprometido. "Si tenemos la sensación de que el debate está bloqueado, presentaremos una moción de censura", ha sentenciado.

Para los socialistas, los Ecologistas y el Partido Comunista continuar con la ley actual sobre las pensiones es inaceptable. Las formaciones de izquierdas consideran que eso equivale a dar derecho de veto a la patronal, favorable al mantenimiento de la ley en su estado actual. "Las cuentas todavía no cuadran, señor primer ministro", respondió el presidente del grupo socialista en la cámara baja, Boris Vallaud. En este sentido, Bayrou se reunió este miércoles con los partidos que amenazaban con votar a favor de la moción y les matizó que presentaría en la Asamblea Nacional un nuevo texto sobre las pensiones si se conseguían "avances" entre los interlocutores sociales, incluso sin un acuerdo general, acercándose más a las peticiones de los socialistas. Además, hizo un nuevo gesto hacia la izquierda anulando la supresión de 4.000 puestos de trabajo a la educación nacional, una medida prevista por su predecesor, Michel Barnier.

Estos últimos movimientos de Bayrou han acabado de convencer a los socialistas y han generado un clima de tensión con La Francia Insumisa, uno de sus aliados en la coalición progresista del Nuevo Frente Popular. Mélenchon ha acusado a la formación de Faure de "fracturar" la coalición.

Un futuro incierto

Todavía está en juego la aprobación de los presupuestos, cuya tramitación condenó a Barnier. Los proyectos de ley que prepara el actual ejecutivo han empezado a discutirse esta semana en el Senado y llegarán en los próximos días a la Asamblea Nacional. El gobierno de Bayrou ha anunciado que espera aprobar las leyes presupuestarias antes del 1 de marzo. Los sondeos a pie de calle muestran que el 84% de los franceses creen que el primer ministro no llegará al final del año.