Lampedusa ha hecho saltar todas las alarmas en Europa. La presión migratoria de la semana pasada en la isla italiana ha provocado el temor de Bruselas a que se repita la crisis de 2015, cuando más de un millón de personas entraron de forma masiva en la Unión Europea y otros millares murieron en el intento. La mayoría eran solicitantes de asilo político procedentes de Siria. Fue en ese momento cuando la Comisión Europea, presidida entonces por Jean-Claude Juncker, adoptó un conjunto de medidas para gestionar las fronteras exteriores de la UE, entre ellas la refundación y renovación de Frontex. El objetivo era crear una reserva rápida de guardias fronterizos y equipos técnicos, con al menos 1.500 expertos e incluso tener derecho a intervenir en problemas migratorios sin necesidad de solicitarlo al Estado miembro correspondiente y que administra la zona. Esto no acabó de convencer a algunos, como Polonia o Hungría, que lo vieron como una pérdida de su soberanía. Y de hecho, así se mantuvo, pese al crecimiento de la agencia de guardias fronterizos europeos, y en estos momentos las funciones de Frontex son la supervisión, apoyo y refuerzo a las policías estatales.
Frontex lucha junto a diferentes policías estatales, que en el caso español serían Policía Nacional y Guardia Civil, contra el crimen organizado, el narcotráfico y otro tipo de delitos, así como la gestión de las fronteras externas de la UE. Según apuntan fuentes de Frontex a ElNacional.cat, en estos momentos la agencia europea emplea a casi 1.000 oficiales del cuerpo permanente -otros pueden ser aportados por las policías de los Estados que pasan a ser coordinados por ellos- y trabajan en 22 operaciones en países Schengen -con libre circulación de personas entre ellos- y terceros con los que limitan, como sería el caso de Bosnia y Herzegovina o Serbia. Respecto a la ruta migratoria de los Balcanes, los efectivos desplegados refuerzan a los cuerpos de seguridad fronteriza de Croacia y Serbia, con operaciones conjuntas como Terra y JO (Joint operations), lideradas por Belgrado, y JO, capitaneadas por Sarajevo. Pero también están presentes en Italia, con el dispositivo Themis en Lampedusa. Tal y como aseguran a este medio, la agencia "ampliará su apoyo" por el reciente aumento en el número de llegadas de inmigrantes ilegales a la isla italiana.
Operaciones en activo en la Europa Schengen y alrededores
Pese al resurgir durante la época Juncker de esta agencia que cuenta con todo el equipo necesario, como coches, buques, helicópteros o aviones, además de personal cualificado, su capacidad operativa se reduce a la asistencia cuando un Estado miembro de la UE solicita su apoyo en las fronteras exteriores. Fuera del conglomerado de la Unión, se encuentra activa en todos aquellos países que hayan firmado un Acuerdo de Estatus con la Comisión Europea, como Moldavia, Serbia, Montenegro o Albania. En estos casos, no solo se trata de la gestión de la inmigración ilegal masiva, sino también de evitar los delitos relacionados con las actividades criminales transfronterizas. La Europol, en este último punto, ejerce una función similar pero diferenciada, al ser la encargada de facilitar y coordinar las operaciones contra dichas organizaciones e impulsar la lucha antiterrorista en Europa.
Las operaciones en activo más destacables en estos momentos se encuentran en Italia, Croacia, Bosnia y Serbia, fundamentalmente por la gran presión migratoria que sufren esas zonas. El área de los Balcanes fue a la que más personas llegaron ilegalmente en 2022, dato que por el momento ha sido superado por el Mediterráneo Central a raíz de la crisis de Lampedusa. La división estratégica del continente europeo para Frontex se basa en nueve espacios fronterizos clave: la línea que divide la UE al Este -Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Moldavia-, los Balcanes Occidentales, Grecia, Italia, España, el Mar Negro, Chipre, el mar junto al Reino Unido y una especial atención a Moldavia. Pero una frontera también puede ser un aeropuerto internacional y, aunque es poco habitual, también pueden encontrarse agentes en estas infraestructuras como refuerzo de los oficiales estatales.
Controversia en la frontera de Grecia
La gran crisis migratoria de 2015 en Grecia, en la cual más de un millón de personas entraron ilegalmente a la UE, fue un cambio de paradigma para Frontex, cuando la Comisión Europea propuso su ampliación y reformulación. Aunque, previamente, en septiembre de 2009, se produjo la primera controversia al ser acusados por las autoridades turcas de violar el espacio aéreo de Turquía durante una patrulla para avistar la posible entrada masiva de personas por la frontera griega, algo que el Estado Mayor del país de Asia Menor volvería a recriminar a la agencia en noviembre del mismo año.
Lo peor estaba por llegar y en 2022, diversos medios, como Der Spiegel, publicaron el informe de una investigación realizada por la agencia antifraude de la Unión Europea, OLAF. En la documentación, de un total de 129 páginas, se acusaba a Frontex de "encubrir y ayudar a financiar devoluciones ilegales de solicitantes de asilo en Grecia". Así, también se proporcionaban pruebas detalladas de las presuntas violaciones de derechos humanos en la república helénica. Esto concluyó con la dimisión del director de Frontex de aquel entonces, Fabrice Leggeri, tras verse involucrada la agencia en las devoluciones de al menos 957 personas que pedían asilo en el mar Egeo entre marzo de 2020 y septiembre de 2021.
El traspaso del liderazgo del cuerpo de seguridad europeo al holandés Hans Leijtens ha provocado el efecto contrario y ahora, durante el verano de esta año, han acusado a los guarda costas griegos por sus actuaciones contra los migrantes y les han instado a dar explicaciones. Esto supone que aunque Frontex, pese a no lograr convertirse, por el momento, en la policía de fronteras exteriores de la Unión Europea; ejerce un papel de apoyo junto a la vigilancia y la observación desde el cambio de dirección de forma más efectiva.