Con la confirmación de la asistencia de Juan Carlos I y Sofía de Grecia al funeral de su "prima" Isabel II, se abría la puerta a que los Borbones aparecieran juntos y unidos, como no se les ha visto desde otro funeral, el de la infanta Pilar, hermana del emérito, en 2020. Entonces, Juan Carlos todavía no había huido a Abu Dhabi y a pesar de que la situación ya era complicada y las relaciones entre padre e hijo estaban muy alejadas, ahora todavía son más complejas. Con todo, eso no será posible, pues si bien la reina Sofía viajará con su hijo y la reina Letizia, Juan Carlos lo hará directamente desde los Emiratos Árabes y una vez dentro de la abadía de Westminster no se sentarán juntos: los reyes actuales lo harán con el resto de jefes de estado y sus parejas, mientras que Juan Carlos y Sofía serán situados en otro lugar, con el resto de invitados de Buckingham. Con todo, los dos eméritos sí que se sentarán juntos, una imagen insólita en los últimos dos años.
Otros reyes abdicados, también invitados
Desde un primer momento existía la duda de si Juan Carlos asistiría o no a esta ceremonia, ya que ni siquiera se sabía si estaría invitado. Ayer se confirmó que Palacio le había enviado una invitación y horas después se confirmaba que el emérito asistirá a uno de los acontecimientos más importantes de este siglo XXI. Juan Carlos y Sofía, según explica El Confidencial, han sido invitados a este funeral de manera "personalísima", ya que en general sólo habrá dos representantes para cada delegación. Esta excepción también se ha hecho en el caso de los Países Bajos y Bélgica, los dos otros países que cuentan con reyes que abdicaron en favor de su hijo. En el caso de Dinamarca, ya se ha confirmado que no irá la reina Margarita, que este fin de semana ha celebrado sus 50 años de reinado, sino su hijo Federico y la princesa Mary, para evitar el traslado de la monarca.
Relación estrecha entre las dos monarquías
Desde que murió Isabel II el pasado 8 de septiembre, las casas reales de toda Europa se han esforzado en demostrar el vínculo que los unía a una de las reinas más respetadas de la historia, no sólo por su longevidad y largo reinado, sino también por su carácter. También la española, con Felipe VI hablando de Isabel como tía Lillibet, el diminutivo con el cual se referían a ella los miembros más próximos de la familia Windsor, y nombre que el príncipe Enrique puso a su hija en honor a su abuela.
Juan Carlos I, que aunque tiene una causa abierta en el Reino Unido no tiene ninguna restricción de movimiento en el país, es un "primo" lejano de la reina de Inglaterra, ya que los dos son tataranietos de la reina Victoria, considerada la abuela de Europa. Concretamente, Juan de Borbón, padre de Juan Carlos, era nieto de la princesa Beatriz de Battenberg, hija pequeña de la reina Victoria. Con todo, Isabel también era "prima" de otros reyes de Europa, como el de Noruega, por lo tanto, no se trata de un vínculo exclusivo con los Borbones. Con todo, la relación más estrecha era la de Sofía de Grecia y Felipe, el duque de Edimburgo, que antes de renunciar a sus derechos sucesorios para casarse con Isabel era príncipe de Grecia y Dinamarca.