Después de muchos tira y aflojas entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el francés de Emmanuel Macron, que hasta entonces habían mostrado una muy buena sintonía, al menos en público, Francia y España llegaron a un acuerdo para sustituir la construcción del MidCat, la propuesta estrella de Sánchez que contaba con el apoyo de Alemania, por un nuevo gasoducto para transportar hidrógeno verde entre las ciudades de Barcelona y Marsella, el conocido como BarMar. A mediados de diciembre, los tres gobiernos (Portugal se suma a Francia y el Estado) y la Comisión Europea se tienen que reunir para presentar este proyecto, que se espera que suponga un antes y un después por el mercado energético europeo y ayudar a reducir la dependencia del continente de Rusia en este sentido.
Con respecto al Gobierno se ha propuesto trabajar con intensidad para poder presentar en este encuentro todos los detalles sobre el bautizado como "corredor verde", también la fecha del inicio de las obras: según pública El Independiente, en los documentos del ministerio de Transición Ecológica se plantea que estas empiecen en el 2026, de aquí unos tres años. Esta fecha sería un acuerdo entre el Gobierno, el francés y la Comisión Europea, aparte de empresas privadas que también se podrían implicar al proyecto. Todo esto siempre que no haya ningún contratiempo que obligue a retrasarlas.
Las ventajas del BarMar sobre el MidCat
Aunque el Gobierno, con el apoyo de Olaf Scholz, quería que el gran proyecto energético por el continente fuera la finalización del gasoducto MidCat, que une Catalunya con Francia, Macron no quería ni oír hablar. En algún momento de las negociaciones parecía que se le conseguía convencer, pero la pinza de Sánchez y Scholz fue insuficiente. Ante la negativa insistente del francés, que denunciaba que acabar el MidCat era demasiado costoso y demasiado lento, por una infinidad de trabas burocráticas en las cuales se tendrían que afrontar los dos países para reanudar las obras que atravesaban los Pirineos. Ahora, este gasoducto que conecta Barcelona y Marsella por mar, los permisos tendrían que ser más sencillos y buenos de conseguir. Siempre en teoría, ya que en la práctica todo se puede enredar. Además, si una de las grandes críticas que hacía Macron al MidCat era la duración de las obras, estas también se reducen con el nuevo proyecto.
Un proyecto visto con buenos ojos por la Generalitat
Esta infraestructura también cuenta con la bendición de Pere Aragonès y el Govern de la Generalitat. Después de su reunión en Bruselas con el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, el presidente celebraba que este nuevo gasoducto convertirá Catalunya en un hub energético, con todo lo que eso supone para el desarrollo de las industrias asociadas y la cadena de valores que impulsará, entre otros, desde el punto de vista de investigación o servicios auxiliares. Por su parte, el conseller de Empresa y Treball, Roger Torrent, aseguraba que con el BarMar, "Catalunya será una pieza importantísima del ecosistema europeo".