"Es peor de lo que te puedas imaginar", dice Sally Stevenson a The Guardian. "La destrucción está en todas partes, hasta donde llega la vista, está en el aire que respiramos. No hay ningún lugar seguro en Gaza. Para nadie, especialmente para los niños". Así se expresaba la trabajadora sanitaria australiana que ayuda a gestionar la atención de emergencia en Gaza, es franca cuando se le pregunta qué necesitan saber sus compatriotas sobre la situación en el territorio asediado después de un año de guerra.

Stevenson, directora ejecutiva del Centro de Salud para Mujeres de Illawarra, llegó a Gaza hace tres semanas en una misión con la organización médica benéfica Médicos Sin Fronteras (MSF). Stevenson trabaja en Al-Mawasi, en Gaza, que Israel ha designado como espacio seguro. Stevenson describe la zona como "la llamada zona humanitaria".

Stevenson explica que más del 90% de la población de Gaza, de 2,1 millones de personas, ha sido desplazada por la guerra, muchos de ellos varias veces, mientras que el 50% del personal de MSF vive en tiendas de campaña.

A causa de estos "movimientos forzados e incesantes", afirma, la zona humanitaria, de 41 kilómetros cuadrados, acoge a 1,2 millones de personas desplazadas. Dice que en un kilómetro cuadrado viven 30.000 personas, "en los refugios temporales más rudimentarios". Estos refugios están "hechos con lo que hay a mano, láminas de plástico, trozos de ropa, cartón". "No hay agua ni alcantarillado. No hay baños", dice Stevenson. "Personas como tú y como yo viven ahora en la tierra o en la arena, sin seguridad alimentaria ni de agua... sin educación para sus hijos y con un acceso muy limitado a la atención médica a causa de un sistema de salud diezmado".

El trauma de la guerra

Como coordinador de emergencias, Stevenson es responsable de dar apoyo a los equipos médicos y logísticos de MSF y garantizar que "llegamos a los pacientes más vulnerables con las necesidades mayores". Pero afirma que las "condiciones de vida antihigiénicas" están afectando directamente a la salud de las personas, y los equipos de MSF están viendo un aumento de diarrea y enfermedades de la piel. "A medida que se acerca el invierno, estamos viendo un aumento preocupante de infecciones del trato respiratorio superior, que sabemos que solo empeorarán", afirma.

"Más de 500.000 mujeres en edad reproductiva no tienen acceso a servicios esenciales, como atención prenatal, atención postnatal y planificación familiar. Más de un millón de niños ahora necesitan atención de salud mental y apoyo psicosocial y probablemente seguirán sufriendo el trauma de la guerra durante muchos años".

El lunes se cumplió el primer aniversario de los ataques liderados por Hamás al sur de Israel, cuando unas 1.200 personas murieron y 251 más fueron tomadas como rehenes, de las cuales unas 101 continúan desaparecidas.