La convulsa política georgiana ha llegado a su recta final después de casi dos semanas de crudas protestas proeuropeas y antigubernamentales en las calles de Tiflis y del resto de ciudades del país. El partido oficialista, Sueño Georgiano, ganador de unas dudosas elecciones el pasado 26 de octubre, ha elegido en solitario y sin la presencia de ningún diputado de la oposición a Mikheil Kavelashvili como nuevo presidente de Georgia. Era el único candidato y la primera vez en la que el parlamento escogía quien se convertiría en jefe de Estado, dado que hasta la fecha siempre se había realizado mediante comicios directos. El próximo 29 de diciembre será investido, previsiblemente, mientras la todavía presidenta del país, Salome Zourabichvili, ha acudido a la manifestación en la avenida Rustaveli de la capital en contra de la votación presidencial en el hemiciclo y ha asegurado que "no hay nada, nadie eligió a nadie, no pasó nada".
Un exfutbolista, sin estudios y arropado por el oligarca georgiano
Kavelashvili se ha reconvertido en los últimos años en un político que ha acogido las ideas antioccidentales, que poco a poco han ido haciendo mella en el Este o la parte más oriental, como modo de vida. El exfutbolista parece que marcará gol y se convertirá en uno de los jefes de Estado con menor nivel educativo del mundo, dado que en la mayoría de estos cargos en otros países se requiere una titulación superior, pero no en Georgia. "Estoy seguro de que Kavelashvili restaurará plenamente la dignidad temporalmente robada a la institución presidencial", ha aseverado Bidzina Ivanishvili, fundador de Sueño Georgiano en 2012 y presidente honorario desde 2023, acusado de proruso por sus estrechas relaciones empresariales con Rusia en el pasado, en un claro golpe indirecto a la actual presidenta proeuropea. El oligarca georgiano ha culminado que el mandatario electo "no estará al servicio de potencias extranjeras, sino al servicio del Estado georgiano". Una afirmación que refuerza la ley de agentes extranjeros aprobada a mediados de año por Sueño Georgiano tras meses de duras protestas y altercados con miles de georgianos en las calles de Tiflis.
Zourabichvili no tiene intenciones de abandonar el Palacio Orbeliani, sede oficial de la presidencia de Georgia, tras calificar, como muchos gobiernos de países de Europa del Este han hecho también, de fraudulentas las elecciones del pasado octubre. La mandataria, que pasó gran parte de su vida e infancia en Francia, donde cultivó su carrera diplomática, ha exigido la repetición de los comicios por todo el fraude que se ha podido demostrar y por intentar la rusificación de Georgia. En este último punto, acusan directamente al oligarca georgiano y por nominar al prorruso Kavelashvili como sexto presidente de la república caucásica.
El primer ministro pide a Zourabichvili abandonar la presidencia y descarta el Maidán georgiano
El primer ministro de Georgia, Irakli Kobakhidze, ha llamado este sábado a la presidenta saliente a abandonar el cargo tras la elección en el parlamento de un nuevo jefe de Estado prorruso. "Justo dentro de dos semanas tendrá lugar la investidura del nuevo presidente. Zurabishvili tendrá que abandonar el cargo", ha dicho el gobernante en rueda de prensa. El líder oficialista se ha mostrado convencido de que la elección de Kavelashvili contribuirá al reforzamiento de la soberanía georgiana y a reducir el radicalismo y la polarización de la sociedad. "En Georgia hace más de dos años que no hay un presidente patriótico y psicológicamente estable", ha asegurado en una clara burla a la actual jefa de Estado europeísta.
Kobakhidze también se ha referido a los protestantes, congregados desde hace más de dos semanas por los partidos de la oposición en Tiflis, pero también en grandes ciudades como Batumi o Kutaisi, en contra de suspender conversaciones para la adhesión de Georgia a la Unión Europea o, en este último caso, a la elección del presidente que consideran "fraudulenta". El primer ministro ha descartado una posible revolución popular al estilo del Maidán ucraniano, aduciendo que las autoridades han logrado neutralizar a los activistas opositores más radicales. Para ello, además, se han atacado a periodistas de canales de televisión, reporteros que han acabado en el hospital de televisiones como Mtavari o Formula, sumado a arrestos de actores y otras personalidades de la sociedad georgiana que se han unido día a día a estas marchas.
Si el fantasma de la tragedia del 9 de abril sobrevoló las protestas contra la ley de agentes extranjeros en mayo, ahora es la Revolución de las Rosas encabezada en su momento por el expresidente Mikheil Saakashvili —en prisión desde octubre de 2021— la que puede desatarse. Los protestantes continuarán en las calles, la resistencia es algo que va en el ADN georgiano, y puede que se recrudezcan y aumente el nivel de violencia más allá de lo visto en los últimos días entre manifestantes, policías y fuerzas especiales. Nada está claro, solo que Kavelashvili ha sido escogido este sábado con los únicos votos de sus partidarios oficialistas. Todo y nada, a la vez, depende ahora de madame Zourabichvili.