El gobierno alemán ha apuntado que el atacante de Magdeburgo sufre "trastornos mentales", aunque ha insistido en que todavía es demasiado pronto para llegar a ninguna conclusión. "Hay signos chillones de una psique patológica", ha comentado este lunes la ministra del Interior, Nancy Faeser, que sí que ha reconocido que hay que aprender como rastrear a los posibles atacantes "que están psicológicamente perturbados y... impulsados por confusas teorías conspirativas". Hay que recordar que ya se confirmó que el autor es "claramente islamófobo" y que tiene simpatía con el partido ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD).

En una rueda de prensa después de un comité parlamentario sobre el atentado —en el cual murieron cinco personas—, Faeser ha advertido que "estos atacantes no encajan en ningún perfil de amenaza" y que los servicios de seguridad necesitarán "otros indicadores y planes de acción" para enfrentarse a ellos. Es así como ha recordado que hay "decenas de miles de tuits" que Taleb Abdul Mohsen publicó durante los años y que todavía no se han analizado. "Eso explica por qué todavía no está todo sobre la mesa. Hay que aclarar con cuidado quién sabía qué pistas y qué se transmitió en cada momento", ha afirmado, antes de prometer una investigación completa de los hechos.

Un atentado antes de las elecciones

Mientras se investiga si hubo errores de seguridad en el atentado del pasado 20 de diciembre en un mercado de Navidad en Magdeburgo, lo que está claro es que el ataque ha puesto el foco sobre la seguridad y la inmigración antes de unas elecciones anticipadas en Alemania. Como ya hemos dicho, las autoridades han descrito al autor como un médico de 50 años que llegó hace casi veinte años al país desde Arabia Saudí, que tenía antecedentes de retórica islamófoba y que es simpatizante del partido de extrema derecha AfD.

Pero a los ultras les es igual el que hayan dicho las autoridades y la AfD ha intentado sacar rédito electoral de la tragedia, ignorando la ideología del atacante y tildándolo de islamista para promover su discurso antiinmigración —aunque se ha demostrado que es todo el contrario, un islamófobo—. Su líder y aspirante a canciller, Alice Weidel, se inventó el martes pasado que Taleb es "a un islamista lleno de odio hacia todo aquello que nos une a las personas, a los alemanes y a los cristianos". "¡Se le tiene que devolver allí de donde viene!", gritó el diputado ultra Hans Thomas Tillschneider en un acto de homenaje a las víctimas, mientras muchos simpatizantes presentes en la plaza gritaban "¡expulsar, expulsar!".

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