El secretario de Cultura del Reino Unido, Oliver Dowden, ha pedido a Netflix que aclare que su serie de éxito The Crown es "ficción". Lo ha dicho este domingo en una entrevista en el The Mail on Sunday, la versión dominical del Daily Mail, donde ha añadido que "es un buen trabajo de producción ficticia y, como en otras producciones de televisión, Netflix tendría que ser muy claro al principio indicando justamente eso".
Dowden ha justificado que las escenas de la serie perjudican tanto a la Familia Real que los espectadores tendrían que ser advertidos al principio de cada episodio que lo que ve no son "hechos". "Sin eso [esta advertencia], temo que toda una generación de espectadores que no vivieron estos acontecimientos puedan confundir la ficción con la realidad", ha alertado.
Se prevé que el secretario Dowden haga la petición formal al gigante norteamericano del streaming próximamente a fin de que se incluya una advertencia al inicio de cada capítulo.
Una polémica sin fin
Estos movimientos se producen después del estreno, ahora hace un par de semanas, de la cuarta temporada de la serie, la cual pretende explicar todo lo que pasó con el príncipe Charles y su mujer, la princesa Diana de Gales; uno de los episodios más polémicos y controvertidos de la monarquía británica.
El entorno del príncipe Charles ha llegar a acusar al guionista de la serie, Peter Morgan, de "siniestro" por "utilizar los focos del entretenimiento para crear una agenda republicana". "Propaganda sofisticada", han rematado.
El hermano menor de Diana, Earl Spencer, se pronunció de una manera similar en una entrevista en ITV: "Todo el mundo tendría que entender que es el drama por el drama", añadiendo que "ayudaría" que la serie indicara que lo que se ve en los capítulos "no es cierto, sino que está basado en algunos hechos reales".
Los nervios en el Palacio de Buckingham son comprensibles. Y es que, según el mismo diario británico, ya son más las personas que han visto la nueva temporada de The Crown que las que siguieron en directo la boda del príncipe Charles con la princesa Diana. Concretamente hablamos de 29 millones, 600.000 personas más que la audiencia de la televisión británica para la boda celebrada en 1981.