Desde que Nicola Sturgeon, primera ministra de Escocia, presentó su plan cabe un nuevo referéndum sobre la independencia de su país, en Londres han saltado las alarmas. La premisa sobre la cual avanza Sturgeon depende ahora del Tribunal Supremo británico, el cual se encuentra analizando si el parlamento escocés tiene competencia sobre la convocatoria unilateral de un segundo referéndum para la independencia. El Ejecutivo escocés sostiene que si, pero el gobierno británico lo niega rotundamente. Tanto es así que Downing Street ha pedido en el Tribunal Supremo que desestime el caso sobre si las instituciones escocesas pueden convocar un referéndum de independencia sin acuerdo.
La petición ha llegado durante la segunda jornada de la vista del caso, cuando el abogado del Ejecutivo británico, James Eadie, ha negado que exijan "huecos democráticos" sobre la competencia de las instituciones escoceses que permitieran realizar una convocatoria como esta unilateralmente. Ha llegado a defender que el tribunal no tiene que decidir sobre el caso. Eadie defendió que el Tribunal Supremo no tenía que decidir sobre intenciones "abstractas" de las instituciones escocesas. Mientras pedía que el tribunal no posicionara, reprochó al gobierno escocés que "no le gusta la respuesta" que reciben sobre la convocatoria de un nuevo referéndum.
El plan de Nicola Sturgeon
El pasado 14 de junio, Sturgeon dio el pistoletazo de salida a la nueva campaña por|para la convocatoria de un nuevo referéndum en Escocia. La primera ministra escocesa fue muy clara: el referéndum se celebrará, ya lo permita Londres o no. "Si tenemos que defender la democracia en Escocia, tenemos que construir una nueva vía para hacerlo. Si es necesario, sin recurrir a la Sección 30 (Ley escocesa). Pero lo tenemos que hacer de una forma que sea legal", aseguró en una entrevista en la BBC. Si bien está determinada a convocarlo de nuevo, quiere explorar todas las vías legales a su alcance. De aquí nace la implicación del Tribunal Supremo.
Si el tribunal se decanta por reconocer que el parlamento escocés es lo bastante competente por sí solo, la primera ministra ya ha avanzado una fecha para las votaciones: "el 19 de octubre del próximo año habrá un referéndum de independencia". La duda plana sobre qué tipo de votación será, si un referéndum o elecciones plebiscitarias. La morfología de los comicios está en las manos de la justicia británica.
Por su parte, más que en las formas, Sturgeon se está fijando en el contenido. "El proceso o el cómo asegurar la independencia está en manos de los jueces", ha afirmado últimamente y ha añadido: "A nosotros nos corresponde responder a la pregunta por qué". La primera ministra subraya que "Escocia tiene el necesario para ser un país independiente de éxito".