El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kelly, justificó hoy el veto a los refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana y defendió la orden, pese a las críticas internacionales, que han llegado a traer al Parlamento Británico si procede la visita al país del presidente norteamericano después de la medida. Aún así, Kelly ha reconocido que más de mil viajeros con documentos en regla no pudieron viajar o fueron detenidos desde que entró en vigor.
En una rueda de prensa en Washington, Kelly aseguró que la orden ejecutiva firmada el viernes por el presidente estadounidense, Donald Trump, no es una "prohibición de viaje contra musulmanes", sino una "pausa" temporal para realizar una revisión del programa de refugiados y visados "necesaria desde hace tiempo".
En este sentido, explicó que la expresión "escrutinio extremo", utilizada por Trump para justificar una revisión destinada a evitar que "terroristas islámicos radicales" ingresen al país, podría incluir un exhaustivo control de las comunicaciones, visitas en internet e interacciones en redes sociales de los peticionarios de asilo, algo que están evaluando las autoridades. Esas medidas, de aprobarse, se aplicarían una vez finalice la determinación de 120 días que ha llevado a la suspensión de todo el programa de acogida de refugiados de la primera potencia mundial y a detener durante 90 días la emisión de visados para ciudadanos de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Irán y Yemen.
"No voy a jugar con las vidas de los estadounidenses", aseguró Kelly para justificar la medida, que ha sido criticada por ser indiscriminada y afectar a personas que piden acogida por razones humanitarias y a musulmanes. En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, aseguró que no es una medida "extrema, sino razonable y necesaria" y responsabilizó a la prensa por crear "confusión" al informar sobre la descoordinación entre agencias federales y el Ejecutivo para aplicar la orden.
Por su parte, Kelly negó que la ejecución de la medida hubiese provocado el caos en aeropuertos de todo el mundo, donde viajeros con la documentación apropiada no pudieron embarcar en los aviones; o en Estados Unidos, donde se detuvo durante horas a residentes permanentes sin acceso a consejo legal.