Suiza acoge este fin de semana la primera cumbre por la paz en Ucrania de alcance mundial. Una cita impulsada por el mismo Volodímir Zelenski con el objetivo de reforzar el apoyo internacional a la causa ucraniana y extenderla más allá de los socios occidentales. Por eso, en esta ocasión no solo han participado habituales aliados incondicionales, sino también países de los más diversos horizontes y representante de todas las regiones del mundo. En total, 92 estados han participado formalmente a través de sus jefes de gobierno, ministros y embajadores venidos de todos los continentes. Una auténtica cumbre de alcance mundial, si bien con una presencia occidental todavía mayoritaria, y con ausencias destacadas, principalmente las de Rusia y China.

A lo largo del fin de semana, los diferentes países han podido exponer sus diferentes visiones y preocupaciones con respecto a la guerra en Ucrania. El riesgo nuclear que tanto inquieta Japón, la crisis alimentaria vivida en África por la interrupción de las exportaciones de cereales de Ucrania y de fertilizantes de Rusia, el aumento de los costes de las importaciones en Latinoamérica y la amenaza existencial que para los europeos representa esta guerra han sido algunas de las cuestiones destacadas en las intervenciones de los líderes políticos que se han reunido en Suiza. Cada uno —desde la perspectiva de su situación geográfica, de sus lazos comerciales o económicos con Ucrania o Rusia, y de sus propias historias de conflictos y colonialismo— ha ofrecido su visión sobre la vía de salida del conflicto, que ya ha dejado decenas de miles de muertos entre las fuerzas combatientes y varios miles entre la población civil.

La conferencia internacional ha tenido como objetivo reunir ideas sobre cómo encarar a Rusia en unas futuras negociaciones de paz, con un Zelenski decidido a reunir un amplio apoyo a su plan, que pasa por recuperar todo el territorio ucraniano perdido. En los últimos días, Vladímir Putin ha presentado una propuesta de alto el fuego inmediata a cambio de quedarse los territorios ocupados, y esta ha recibido el rechazo predictible de los Estados Unidos y Europa. Los representantes occidentales han acusado a Rusia de buscar una "rendición" de Ucrania con este ofrecimiento, argumentando que no se puede permitir la cesión de suelo ucraniano, porque la historia dicta que eso solo aumenta el espíritu imperialista y el riesgo de agresiones en otros países. A pesar de eso, también se ha coincidido en que la guerra no puede prolongarse indefinidamente, porque "es peligroso e insostenible para Ucrania y para Europa".

Rusia, ausente

La ausencia de Rusia ha sido impuesta por Zelenski. Como que Kyiv no quería que participara el estado agresor, argumentando que "no puede garantizarse que actúe de buena fe" en la cumbre, Suiza se ha abstenido de invitar a Putin, si bien los anfitriones y también Ucrania estudian la posibilidad de que se incorpore más adelante, de manera que la cita pase de ser un mero esfuerzo simbólico en una auténtica mesa de negociaciones para conseguir avances en la resolución de la guerra. Una futura cumbre de paz con mayúsculas en que, inevitablemente, también será indispensable la presencia de China, ausente este fin de semana y principal aliada de Putin.