Desde que Turquía declarara las fronteras abiertas hace nueve días, el cruce de gases lacrimógenos en el puesto fronterizo de Kastaniés entre las fuerzas de seguridad de ambos países se ha vuelto cotidiano. También hoy la policía griega repelió con gases lacrimógenos los intentos de grupos de migrantes y refugiados de saltar la verja que los separa de la Unión Europea (UE). Desde el lado turco la respuesta era la misma: gases lacrimógenos contra el lado griego, supuestamente, para "proteger" a los migrantes y refugiados de la violencia policial helena.
Los refugiados, moneda de cambio
Con el acuerdo migratorio prácticamente muerto, la vieja enemistad entre Grecia y Turquía vuelve a estar en pleno apogeo y los migrantes y refugiados que anhelan entrar en Europa se han convertido en el juguete de la guerra verbal entre ambos bandos.
Mientras, en las islas parece haber una tregua, no solo forzada por vientos que complican la travesía de botes desde las costas turcas, sino por la decisión del Gobierno de Ankara de hacer prevalecer el acuerdo migratorio en las fronteras marítimas.
La comandancia de la guardia costera turca informó el viernes de que se había tomado esa decisión para evitar muertos, ya que la guardia costera helena fuerza a los botes con migrantes a abandonar sus aguas territoriales, "les rompen el motor, agujerean la barca y los abandonan en el mar en una situación desesperada".
Violaciones del derecho internacional
Si bien el Gobierno ha calificado de "mentiras" todas estas informaciones, son cada vez más numerosos los testimonios que apuntan a que esto ocurre.
El último lo difundieron nada menos que oficiales daneses de la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex), que aseguraron haber ignorado las órdenes griegas de expulsar de sus aguas territoriales a 33 refugiados, que finalmente trasladaron a la isla de Cos.
Las acusaciones contra Grecia se acumulan no solo desde Turquía, sino también de organizaciones humanitarias que, además de calificar de ilegal la decisión del Gobierno conservador de suspender el derecho a asilo durante un mes, denuncian las actuaciones violentas que protagonizan las fuerzas de seguridad, tanto las marítimas como las terrestres.
Defensa de la represión
En una entrevista el viernes por la noche con la cadena estadounidense CNN, el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, defendió rotundamente la actuación de los policías fronterizos.
"No veo por qué debemos culparnos de algo que hemos dicho públicamente que haremos. Tenemos todo el derecho a proteger nuestras fronteras y eso es exactamente lo que estamos haciendo. No causamos esta crisis, no alentamos a estas personas a entrar en Grecia ilegalmente", señaló Mitsotakis y recordó que durante años Grecia dio hospitalidad a cientos de miles de refugiados.
"No usamos fuerza excesiva, siempre somos los que respondemos y no los que causamos, respondemos a los desafíos en la frontera", recalcó.
Siguiendo el cruce de palabras de los últimos días, Mitsotakis aseguró que el acuerdo migratorio entre la UE y Turquía "está muerto", porque el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha "decidido violarlo debido a lo ocurrido en Siria", en alusión a las muertes de soldados turcos en un bombardeo ruso.
Durante la entrevista, el líder conservador griego acusó a Erdogan de difundir mentiras con respecto al número de migrantes que han abandonado su país y de querer chantajear a la UE por la carga de la migración que ha asumido Turquía.
El tono es similar desde la otra parte, con Erdogan declinando una invitación de la presidencia de turno croata de sentarse a una mesa con Mitsotakis.
Grupos ultras contra los inmigrantes
Mientras, también entre la población el ambiente se ha exacerbado, y no solo en las islas donde el fin de semana pasado hubo ataques contra periodistas extranjeros y voluntarios.
Ahora se han empezado a montar en la frontera terrestre patrullas de ciudadanos que ayudan a evitar que crucen los migrantes, todo con el beneplácito del Gobierno.
El ministro de Migración, Notis Mitarakis, agradeció hoy en una entrevista con la cadena Skai el apoyo ciudadano a las fuerzas de seguridad.
"Es conmovedor que las comunidades locales apoyen a las fuerzas de seguridad que están librando una gran batalla para sellar nuestras fronteras contra una amenaza asimétrica que, de forma organizada, proviene del país vecino", dijo Mitarakis.