El ataque de Hamás a Israel, y la posterior respuesta del ejército israelí, ha desencadenado una escalada de la violencia en el conflicto israelí-palestino, una guerra abierta en el Oriente Medio que se inició décadas atrás y que está lejos de encontrar una solución política. El conflicto, violento y sangriento, tiene una complejidad que dificulta entender las posiciones totalmente alejadas de Israel y Palestina. A continuación, os apuntamos cuatro claves para comprender parte de este conflicto.
🔴 Guerra de Israel en Gaza, DIRECTO | Última hora del conflicto con Palestina
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El origen del conflicto entre Israel y Palestina
El inicio de este conflicto se remonta al siglo XX, cuando surgió un movimiento sionista que defendía establecer una patria del pueblo judío en Palestina, en respuesta al antisemitismo que se vivía en Europa. En aquel momento, Palestina era un territorio administrado por Gran Bretaña, tal como había establecido la Sociedad de Naciones (antigua forma de las Naciones Unidas) después de la Primera Guerra Mundial, que, a cambio de tropas, prometió establecer un Estado judío en esta zona. El aumento de población judía en zonas tradicionalmente árabes desencadenó situaciones de violencia y la ONU intervino dividiendo el territorio para crear dos estados: el judío (Israel) y el árabe (Palestina). Una solución que si bien gustó a la comunidad judía, que en aquel momento representaba un porcentaje muy bajo de la población del territorio, los árabes la rechazaron.
Desde la decisión de la ONU, se han registrado enfrentamientos entre los dos pueblos, el primero de estos una guerra civil que supuso la expulsión de gran parte de la población palestina después de la victoria de Israel, que declaró su independencia (1948). En respuesta, los estados árabes vecinos declararon la guerra a este nuevo estado, iniciando el primer conflicto árabe-israelí, que también ganó Israel. A pesar del fin de esta guerra, las tensiones continuaron, con la aparición de organizaciones palestinas en defensa del territorio, mientras que Israel era reconocido como estado por la comunidad internacional. Un ejemplo que el conflicto continuaba latente fue la crisis del canal de Suez, en 1956, que enfrentó Israel con Egipto.
Año más tarde, en 1967, tuvo lugar la guerra de los Seis Días, un nuevo enfrentamiento de Israel con la coalición árabe, que supuso una nueva derrota de este bando y la captura de la Franja de Gaza, la península del Sinaí (en Egipto), Cisjordania (incluido Jerusalén Este) y Altos del Golán (Siria) por parte de Israel. Más allá de los territorios, el conflicto provocó la huida de medio millón de palestinos, que tuvieron que abandonar el territorio.
El último conflicto árabe-israelí: Yom Kippur
La guerra de los Seis Días provocó un aumento de la tensión, con un endurecimiento de la oposición de los estados árabes en Israel, los cuales fueron más permisivos con grupos terroristas palestinos, como el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). En este contexto, se incrementaron las masacres, tanto israelíes como palestinas, y el terrorismo aéreo. En octubre de 1973 empezó la última guerra árabe-israelí hasta el momento, conocida como la guerra Yom Kippur, un ataque coordinado por Egipto y Siria contra Israel para recuperar los territorios perdidos en el anterior conflicto. El Cairo consiguió recuperar Sinaí, pero Gaza continuó en manos israelíes, de nuevo ganadores de la guerra.
Hay que destacar que durante la década de los 70, se vivieron escenas de gran brutalidad en el conflicto, al cual también se le sumó la guerra civil libanesa. La violencia no frenó en los años 80, cuando las organizaciones palestinas empezaron a hacer disturbios en Gaza y Cisjordania, con la primera intifada (1987), con una postura más radical de Hamás.
Los acuerdos de Oslo
En 1993 se abrió un nuevo capítulo en este conflicto israelí-palestino, cuando Israel derogó la ley antiterrorista que prohibía las negociaciones con Palestina. Eso permitió firmar los Acuerdos de Oslo, en los cuales la Organización de Liberación de Palestina (OLP) reconoció el derecho a existir de Israel y pactó abandonar la violencia. A la vez, se creó la Autoridad Nacional Palestina, que representaría en el territorio ante la comunidad internacional, y se fragmentó el control de los territorios de Cisjordania y Gaza.
La lucha por Jerusalén Este
El dominio del territorio del Oriente Próximo es, precisamente, uno de los grandes frentes entre Palestina e Israel. Es el caso de Jerusalén Este o Jerusalén Oriental, que tiene numerosos lugares sagrados tanto para el judaísmo, como para el islam y el cristianismo. Esta ciudad, según la resolución de Naciones Unidas de 1947, tendría que ser administrada por la ONU, pero actualmente es Israel quien la controla y la considera su capital, después de conquistarla en 1967 y anexarla en 1980, un movimiento que no ha sido reconocido internacionalmente. Por su parte, Palestina también ha declarado Jerusalén Este su capital.