Si os pregunto qué destacaríais de Suiza, seguramente muchos me diréis cosas quizás como los Alpes, el chocolate, el reloj de cuco o la fondue... pero si hay algún rasgo característico de verdad del país helvético, este es la neutralidad.
A los suizos no les gusta el conflicto, y lo evitan a todo coste. Históricamente los suizos habían sido grandes militares, pero el hecho de perder unas cuantas guerras de expansión y el hecho de que las grandes potencias europeas quisieran hacer de ella un país que sirviera para prevenir los posibles conflictos entre ellas, lo ha acabado convirtiendo en lo que es actualmente.
Y el cierto es que los suizos se toman la neutralidad muy seriamente: no escogen bando, no envían tropas, y muy raramente entran a formar parte de alianzas internacionales, como por ejemplo la Unión Europea o la OTAN. ¡De hecho, decidieron entrar en las Naciones Unidas en el 2002! Una década más tarde que Corea del Norte. Y los países que se han sumado después de ellos, como Sudán del Sur o Montenegro, únicamente es porque no existían antes del 2002.
A lo largo de la historia, Suiza, efectivamente, ha conseguido mantenerse neutral, pero hay momentos en que parecía imposible. Uno de estos casos es a finales de la 2.ª Guerra Mundial, cuando el país se encontraba rodeado de nazis y fascistas. Para evitar ser engullidos, idearon un plan con dos puntos muchos claros.
En primer lugar: preparado para hacer volar por los aires tus fronteras. Con el fin de evitar la entrada al enemigo, los suizos localizaron las principales vías de acceso en el país y las equiparon con todo tipo de explosivos. Eso quiere decir que muchos puentes, túneles, carreteras y montañas, disponían de su propio mecanismo para ser autodestruidos en caso de invasión.
Punto número 2: búnkeres, búnkeres y más búnkeres. La idea de destruir todas las infraestructuras de transporte, es para que los suizos tuvieran tiempo suficiente para refugiarse en las montañas. Por eso, el gobierno construyó miles de búnkeres por todos los Alpes, con todo tipo de equipamiento armamentístico y provisiones.
Después de la 2.ª guerra mundial, la amenaza nuclear soviética provocó que estos búnkeres también fueran construidos en las residencias habituales de los suizos. De hecho, se calcula que en los años 60 Suiza había construido suficientes búnkeres para proteger toda su población.
A día de hoy algunos de estos búnkeres han sido convertidos en hoteles o sedes de empresas. Aun así, muchas casas siguen teniendo. Supongo que los suizos mantienen aquella idea de... "mejor prevenir, que cuidar".