Miles de ciudadanos se han manifestado en las calles de Hong Kong para protestar por la ley de seguridad nacional que planea aplicar el gobierno de Pekín y que restaría libertades a los ciudadanos de la antigua colonia británica. La policía de la ciudad ha lanzado gases lacrimógenos y ha utilizado cañones de agua para disolver a los manifestantes que se habían concentrado en el céntrico barrio comercial de Causeway Bay.
Los manifestantes han extendido sus protestas a lo largo de diversas de las principales arterias de la excolonia y han bloqueado algunas de ellas con vallas y otros materiales. Al menos cuatro personas han sido detenidas durante los enfrentamientos y también se se han producido numerosos registros.
La propia policía ha emitido un comunicado en el cual confirmaba que había utilizado la "fuerza mínima necesaria, incluidos gases lacrimógenos", ya que a los manifestantes los lanzaron paraguas y botellas de agua. También han utilizado un vehículo blindado y un cañón de agua manejados por miembros del escuadrón táctico especial de la policía.
Los convocantes denuncian que la legislación propuesta por el gobierno chino representa una amenaza a las libertades civiles y significa el fin del principio de "un país, dos sistemas", además de atentar contra la autonomía que mantiene la ciudad de Hong Kong. Esta legislación prohibirá "cualquier acto de traición, secesión, sedición, subversión" contra el gobierno central, además del "robo de secretos de Estado y la organización de actividades en Hong Kong por parte de organizaciones políticas extranjeras".
La llamada ley de seguridad nacional se debate actualmente en la Asamblea Nacional Popular china (ANP) y será aprobada antes de su conclusión el jueves que viene.