Cientos de miles de personas continúan en las calles de Hong Kong para protestar contra la polémica ley de extradición, cuya segunda lectura, que estaba prevista hoy, fue pospuesta hasta nuevo aviso ante las movilizaciones de rechazo al texto legislativo.
En los alrededores de la sede del Parlamento, pese al blindaje policial, siguen concentrados miles de manifestantes, la mayoría jóvenes, que se congregaron para corear consignas contra el Gobierno hongkonés portando mascarillas para no ser reconocidos y protegerse del gas pimienta que ha lanzado la policía, método que ya usó en los disturbios aislados registrados el pasado domingo.
La policia ha empezado a hacer las primeras cargas después que muchos manifestantes se hayan visto forzados a abandonar los alrededores de la sede del Legislativo por los efectos del gas pimienta.
La policía está aún tratando de desalojar la sede de la cámara y de escoltar a los diputados que debían llegar al Parlament para leer por segunda vez la polémica ley, la cual permitiría a la Jefatura del Ejecutivo local y a los tribunales de Hong Kong tramitar las solicitudes de extradición de jurisdicciones sin acuerdos previos —en particular, China y Taiwán— sin supervisión legislativa.
Un país, dos sistemas
"Nuestra empresa trabaja con muchos clientes extranjeros y es muy importante para Hong Kong que se mantenga el principio rector de 'un país, dos sistemas', comentó a Efe una manifestante, Crystal Lee. Dicho principio permite a la ciudad disfrutar de libertad de expresión, de reunión y de un sistema judicial con garantías en teoría hasta su asimilación por parte de China, prevista para 2047.
Una española residente en Hong Kong, Pilar Aguilera Cacho, se mostró convencida de que se trata de "una batalla perdida", porque "Pekín terminará tomando el control total". "Pero si se deja de luchar entonces sí que ya no habrá ninguna esperanza", señaló la ciudadana española. "Desde luego, me parece un golpe enorme a la autonomía de Hong Kong. Me preocupa mucho que Pekín lo usara para amenazar y perseguir a sus opositores aquí", sentenció.
Votación definitiva, el 20 de junio
Mientrastanto, el presidente del Parlamento de Hong Kong, Andrew Leung, decidió hoy posponer hasta nuevo aviso la reunión de este órgano en la que tenía previsto llevarse a cabo la segunda lectura de la polémica ley de extradición, puesta sobre la mesa en febrero y cuya votación final se prevé para el jueves 20 de junio.
De aprobarse, los tribunales locales podrán revisar los casos de esta índole de manera individual y usar poder de veto para impedir ciertas extradiciones, aunque el Ejecutivo hongkonés insiste en que el texto intenta tapar un vacío legal.
La ley se ha topado con la oposición de amplio espectro social, de estudiantes a empresarios, que han expresado su preocupación por el riesgo de que residentes en Hong Kong acusados de delitos sean trasladados a la parte continental de China. De este modo, activistas locales, periodistas críticos o disidentes residentes en Hong Kong también podrían ser enviados a la China continental para ser juzgados.
El régimen comunista, carente de mecanismos de fiscalización y sin separación real de poderes, se comprometió en 1997 -cuando la soberanía de Hong Kong le fue devuelta de manos de Londres- a mantener el sistema dejado por los británicos hasta 2047, aunque la presión de Pekín sobre el archipiélago aumenta progresivamente.
Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional (AI), han expresado su preocupación ya que la norma "permitiría a los acusados ser entregados a un sistema judicial que no ofrece ningún tipo de protección contra persecuciones de motivo político por parte de las autoridades y está plagado de torturas, y otras formas de malos tratos, confesiones forzosas y juicios injustos".