Durante meses, se ha rumoreado que Hungría planeaba utilizar una versión reelaborada del eslogan de Donald Trump para su próxima presidencia de la UE: hacer que Europa vuelva a ser mayor. La idea sonaba, pero los mismos periodistas del país no la recogieron pensando que sería ridículo. Este 1 de julio, Hungría asumirá la presidencia rotatoria de seis meses del Consejo de Ministros de la UE. Además, el gobierno de Viktor Orbán marcará la agenda de la UE para el resto del año. Hay tensión en la UE. Desde que Orbán volvió al poder en el 2010, ha ganado cuatro mandatos consecutivos y varios organismos independientes, aseguran que los valores democráticos, el Estado de derecho y la libertad de prensa se han debilitado.

Hungría sabotea decisiones de la UE

El gobierno húngaro, que durante mucho tiempo saboteó las decisiones de la UE, se ha convertido en un socio todavía más difícil desde la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, bloqueando o postergando decisiones para ayudar al esfuerzo bélico durante tanto tiempo como fuera posible. Los expertos de la UE están furiosos porque Hungría bloqueó 6.600 millones de euros de ayuda militar para Ucrania a través del fondo del Fondo Europeo de Paz. El EPF reembolsa parcialmente los estados miembros de la UE para comprar o enviar armas a Ucrania, por lo cual, en la práctica, Budapest está negando dinero a otras capitales de la UE para reponer sus propias reservas de defensa. Orbán también ha retrasado –aunque después cedió– el avance de las conversaciones de adhesión de Ucrania a la UE y ha conseguido exclusiones voluntarias y versiones debilitadas de las sanciones de la UE contra Rusia.

En privado, los diplomáticos han hablado de intento de chantaje, mientras que el gobierno de Orbán busca desbloquear el dinero de la UE. La víspera de la presidencia, la Comisión Europea sigue congelando 19.000 millones de euros de varios fondos de la UE para Hungría por supuestas violaciones de la legislación de la UE sobre igualdad de derechos (la ley anti-LGBTQ+), el derecho de asilo, la libertad académica, así como preocupaciones sobre corrupción e independencia judicial.

Viktor Orbán y las posturas próximas al Kremlin

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, con 14 años al poder, el jefe de gobierno más veterano de la UE, es un referente de la ultraderecha internacional, acusado de socavar la democracia por sus críticos y aclamado por los que apoyan su modelo "iliberales '. A la hora de asumir su país, la presidencia rotativa y semestral de la Unión Europea, Orbán es el líder más aislado entre los 27 por sus posturas próximas al Kremlin y su rechazo a dar apoyo en Ucrania para que se pueda defender de la agresión rusa.

Desde que llegó al poder en el 2010, su conservador partido Fidesz gobierna con más de dos tercios de los escaños en el Parlamento, cosa que le permite adoptar leyes y reformas legales sin tener que buscar el apoyo de la oposición. "La revolución conservadora" de Orbán, anunciada al llegar al poder, significó un giro hacia un régimen centralizador, que afirma rechazar el liberalismo político tradicional y dice que defiende valores conservadores, cristianos y tradicionalistas. El modelo que denomina 'iliberal', intolerante con la inmigración y contrario a permitir el matrimonio homosexual, es bien visto por otras formaciones ultranacionalistas de Europa y del resto del mundo, muchas de las cuales se autollaman 'soberanistas'.

Con respecto a la UE, eso se traduce en posturas contrarias a la profundización de la integración europea y favorables a que los países recuperen competencias, a cambio de reducir los poderes de Bruselas. Desde la invasión rusa de Ucrania hace casi dos años y medio, Orbán, de 61 años, ha criticado a menudo al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, mientras que se ha mostrado más ecuánime ante el presidente ruso, Vladímir Putin.